9.1.17

No pudo con él la guerra de la sinrazón pues incluso en el dolor fluye el amor

CORAZÓN DE BARRO


Esta es la historia que un joven soldado estadounidense allá por los sesenta, cayó gravemente herido en la guerra de Vietnam… Alcanzado en el pecho, una inmensa herida desparramó en el suelo de la jungla parte de sus órganos. Su corazón salió literalmente de su pecho  cayendo sobre el barro… Tenía los minutos contados…

Pero un joven soldado del vietcong, un enemigo con conocimientos médicos al comprobar que aún latía y que no se desprendía de su cuerpo, depositó el órgano en el interior del cuerpo y cosió burdamente la herida… Cuando los servicios sanitarios lo encontraron, lo llevaron al hospital de emergencia y allí lo curaron y poco a poco fue sanando.

Al cabo de los años a este hombre tuvieron que intervenirle para colocarle un marcapasos y al abrir su pecho encontraron cuerpos extraños alrededor de la cavidad del corazón: Restos de tierra que jamás habían sido eliminados ni absorbidos por el cuerpo… No daban crédito ni entendían lo que había sucedido… Un compañero que lo había visto todo, herido en el suelo y casi inconsciente, les contó la historia, que él durante años había creído que eran delirios producidos por sus heridas….

Esto me hizo pensar y valorar que las cosas más increíbles suceden a veces y que sin duda, de un modo u otro, todos somos Corazones de Barro.

CORAZÓN DE BARRO

No pudo la húmeda jungla,
ni las explosiones ni la rabia incontenida,
ni las heridas abiertas, ni la duda,
ni la apariencia de la muerte re-sentida.


El corazón sobre el barro, vivo,
vivo y esperando la conciencia salvadora
en el nombre de un desconocido,
en la voz de la vida re-generadora.

Y se selló la brecha y volvió el latir.
Caminó y retornó al ser humano
el calor de la creación, el sentir
cuando puede amar un corazón en el barro.

Y quedaron muestras para recordar
que una vez a la intemperie estuvo expuesto,
y no fue la única aunque si la más vital
pues exponemos el corazón cada momento.

No pudo con él  la guerra de la sinrazón
ni podrán las huellas de ningún agravio
pues incluso en el dolor fluye el amor.
Todos somos, Madre Tierra, Corazones de Barro.

Y se selló la brecha y volvió el latir.
Caminó y retornó al ser humano
el calor de la creación, el sentir
cuando puede amar un corazón en el barro.

A.BARO


No hay comentarios:

Publicar un comentario