EL MUNDO ES DE LOS VALIENTES
¿Y quiénes son valientes? Pues creo que es
valiente el que se levanta todos los días y da lo mejor de sí mismo. Quien a
pesar de todo sigue sonriendo y superando todo lo que le venga. Creo también que es
valiente el que no espera a una ocasión especial para estrenar lo mejor que
tiene y salir a comerse el mundo. Creo que se atreve el que sigue
confiando aún después de que le hayan fallado.
Siguen siendo valientes quienes
reconocen y se enfrentan a sus miedos, siendo conscientes de que la actitud que adopten
puede multiplicar o dividir sus fuerzas. Ellos son valientes y por suerte
el mundo es suyo, porque cada día buscan descubrir algo nuevo en él.
Son
valientes y saltan, con miles de envidiosos cerca, con miles de “no” caminando
a su lado. Pero… ¿sabes qué es lo mejor de todo? Que pueden arrastrarte a
ese peligroso mundo, te arrastran porque tienen la fuerza y las ganas de que
todo salga, a veces bien a veces mal, pero que salga y siga hacia
adelante. Te arrastran a querer comerte el mundo.
Me
encanta la gente que se atreve y vive, pero no los que solo dicen que la vida son
dos días o los “carpe diem”. Me gusta la gente que lo dice y lo hace. Cada
día es único e irrepetible y tienen la valentía de vivirlo como tal.
Resiliencia como forma de vida
La resiliencia es
la capacidad que tienen las personas para superar las adversidades y continuar
con su vida cuando las circunstancias invitan a todo lo contrario. Esta podría ser la definición correcta
y formal de resiliencia, aunque sería un tanto pobre si nos quedáramos ahí. Si
no habláramos de que lo logran a pesar de los miedos, de sus dudas o del
recuerdo de lo que una vez prometió y terminó sin cumplir. Ellos fueron
valientes y siguen repitiendo.
La
resiliencia hace referencia a personas valientes que hacen del mundo
que les rodea un lugar propio, que saben hablar de su dolor
para que este respire y sane, aunque escueza mucho al principio, igual que
cuando desinfectas una herida. Saben lo que es tocar fondo, porque han estado
allí muchas veces., y en todas ellas volvieron a la superficie.
La resiliencia es solo un nombre general, una
definición formal, pero cada uno tiene su historia y sabe que no es fácil. Sin embargo, merece la
pena seguir, y eso es, merece la pena, porque con ella también merecerá la
alegría que vendrá.
¿Qué hacemos
entonces para ser valientes?
El miedo siempre te va a proteger y te va a hacer pensarlo dos veces.
Escúchalo, claro que sí, pero también hazle entender que detrás de tu zona
conocida puede que se encuentre algo mejor, quien sabe, o quizás no, pero si
no abres la puerta no vas a saber nunca qué hay detrás.
Con cosas concretas y dejando de lado todos
los temas típicos, vístete cada día con lo mejor que tengas, no esperes al fin
de semana. No esperes a jubilarte para viajar ni a que todo esté estable para
asumir riesgos. No esperes a tener más tiempo para apuntarte a bailar, ni a
salir a correr ni a tomar algo con tus amigos. Hazte hueco, el tiempo es tuyo y
los lugares se hacen, construyen o decoran.
Di te
quiero todas las veces que puedas, besa y abraza y no pierdas oportunidad y si
la pierdes, hay trenes que siguen pasando. Yo los he visto irse y volver… y tú también. Así
que haz tu lista de sueños y empieza a caminar, a equivocarte, a acertar. Esa,
y no otra, es la actitud de los valientes: personas a las que hoy pertenece el
mundo.
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