CUANDO LA RUTINA AMENAZA NUESTRA VIDA
Todos a lo largo de nuestra
existencia cambiamos cosas de nuestra propia vida, en algunas
ocasiones cambiamos parte de nuestra vida y en circunstancias
especiales, por crisis personales, por un grado alto de
insatisfacción con la vida que llevamos, porque sentimos que
nuestra vida la manejan otros, entonces tomamos decisiones y
cambiamos de vida.
A veces nos basta con hacer pequeños
cambios, dejamos algo o adquirimos algo nuevo, cambiamos de forma de
ser, sustituimos unas costumbres por otras y lo hacemos en la
mayoría de ocasiones para evitar que en nuestra vida ocurra lo peor
que nos puede ocurrir, que se instale en ella… LA RUTINA.
Aprendemos las habilidades básicas
del comportamiento repitiendo acciones. Incluso esa forma de
reiterar comportamientos, termina afectando a las relaciones, el
trabajo, los sentimientos, los miedos…
Lo positivo de esta forma de aprender
por imitación y repetición, está en la posibilidad de modificar
lo que hemos adquirido, cuando vemos que no nos sirve. Desandar lo
andado, desaprender lo aprendido, para poner nuevas formas e ideas
que nos ayuden a ser más felices.
El ser humano es de naturaleza
conformista por eso nos acostumbramos a todo. Nos hacemos cómodos.
Nos dan miedo los cambios, nos instalamos en nuestra zona de
confort, con el convencimiento que eso nos da seguridad y nada más
lejos de la realidad, eso solo nos produce estancamiento
impidiéndonos crecer, evolucionar correctamente y lo más peligroso
abrimos la puerta a la rutina .
SI DEJAMOS QUE EN NUESTRA VIDA SE
INSTALE LA RUTINA, estaremos caminando lentamente a una muerte en
vida, como dice una de esas frases de conocimiento “lo importante
no es llenar la vida de años, sino llenar los años de vida”.
Sigo pensando, cada vez con más
fuerza, que todos sabemos de qué abismos debemos apartarnos y que
mares de paz debemos transitar.
Muchas veces estamos confusos o
seguimos la inercia de la costumbre, de la rutina. estamos ahí,
apegados a sufrimientos sin saber cómo desengancharnos de los finos
pero fuertes lazos de la dependencia.
Estamos así, en un continuo devenir
cuya trayectoria se repetirá a lo largo de nuestra vida si no somos
capaces de cambiar de hábitos, de situaciones, de paisajes, de
personas, de sonidos, de olores, de sabores e incluso de forma de
pensar.
Lo decía Einstein muy claro, “si
quieres cosas diferentes tendrás que hacer cosas diferentes, porque
si repites las mismas acciones, obtendrás siempre los mismos
resultados”.
Incluso cambiar de espejo porque si
nos miramos todos los días en el mismo y de la misma manera nos
devolverá siempre la misma imagen. Hay más espejos no lo dudes en
donde mirarnos y los seres queridos que tenemos a nuestro lado son
el ejemplo de ello.
Comienza a ver lo que dentro de ti no
te gusta y sentirás la necesidad de cambiarlo y no vale que te
digas, no es el momento, no sé si podré hacerlo, no estoy
preparado/da y todas la excusas que quieras ponerte y no vale porque
todos esos “NOES” que nos damos son los que usamos como escudo
donde descansar la responsabilidad de ni siquiera intentarlo.
Cuando tengas que enfrentar un
momento complicado y la rutina llame a tu puerta, date tiempo…date
espacios…date la posibilidad de cambiar hábitos, costumbres e
incluso creencias.
Deja que la vida te sorprenda. No
busques. Solo debes tener la actitud adecuada y la vida te buscará
a ti.
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