No
pasa nada si por un rato dejas de soñar en lo que amas. Los sueños
también necesitan barbecho y descanso para luego poder crecer…
No
pasa nada si algunas de tus acciones de hoy no te llevan a lo que
deseas o crees que se escapan del camino trazado a tu futuro, a veces
los rodeos son necesarios para descansar un rato y respirar… Otras,
te hacen darte cuenta de cosas que nunca percibirías si no dieras
esas vueltas. Y de todas formas, sin notar el presente no es posible
dibujar el futuro. El mañana se construye a partir de las emociones
de hoy, a partir de los pensamientos que tienes ahora mismo y que te
llevan a escoger caminos a cada momento e ir cambiando tu mapa… A
veces es necesario liar la madeja para tener que tomarte un respiro
hasta encontrar el hilo y saber dónde estás y qué sientes.
No
pasa nada si hoy no tienes la actitud adecuada al cien por cien, no
somos perfectos y eso es maravilloso. Necesitamos salirnos del margen
para comprobar que hay margen… Necesitamos bajar para impulsarnos a
subir. Necesitamos comprobar que nos hemos perdido obsesionados con
algo que brilla, porque el brillo real es el que desprendemos
nosotros.
No
pasa nada si maldices o vuelves a ser una víctima un rato. Quejarse
vacía angustias y nos ayuda a sacar la rabia acumulada… Lo que
importa es darse cuenta y no convertirte en tus lamentos, ser capaz
de verlos desde fuera…
No
pasa nada si no sonríes tanto hoy ni muestras tu mejor rostro…
Podemos caer e incluso rompernos, renegar de todo y sacudirnos el
dolor, culpar a otros y decidir que no somos responsables de nada…
Podemos hacerlo un rato mientras sepamos que somos infinitos y
volvemos a nuestro estado natural. Mientras nuestro yo más sabio nos
recuerde luego que somos responsables de nuestras vidas y que todo lo
que pasa forma parte de nuestra forma de ver el mundo.
Puedes
fallar y no ser mejor que ayer, mientras lo intentes y te sientas
digno. Mientras seas consciente de quién eres y lo mucho que vales.
Puedes
desistir porque estás en un camino y vas cambiando tú y tus
prioridades. Porque a media tarde puedes descubrir que ya no
necesitas que te veas, porque ya te ves… Que ya no buscas que te lo
digan, porque te lo dices… Que no se trata de recibir sino de dar…
Que no buscas gloria, sino que buscas paz.
No
pasa nada si te retiras y decides que en lugar de llegar a la cumbre
quieres vivir un tiempo en el campo base. Si decides que te ha
gustado tanto este camino que te quedas en él a oler las flores y
contemplar como se pone el sol y no sigues andando hasta el que
creías que era tu destino.
No
tienes que pelear, tienes que estar contigo.
No
tienes que llegar, tienes que sentirte pleno.
No
tienes que conseguir, ya eres.
Se
trata de incorporar a ti lo que aprendes a cada paso, eso te hace
grande. Y las personas que saben que son grandes no necesitan metas,
ellos ya son su meta.
Tal
vez te has convertido en tu propio sueño mientras ibas a por él y
ahora poco importa si has pasado de largo o te faltan cinco minutos.
Ya eres. Ya está.
Cuando
uno reconoce su grandeza, poco importa si tiene un mal día o dos o
si cae o se retira para sentir por dónde continuar…
No
pasa nada si te derrumbas y crees que no puedes, porque si sigues
adelante, podrás. Porque tú ya eres lo que buscas, sólo tienes que
sacarte de encima la pesadumbre de no estar a la altura o imaginar
que no llegarás.
No
te sujetes a tus metas, supéralas siendo tú.
Ama
el caos necesario que a veces circunda tu vida y que está ahí para
que te des cuenta que tú eres calma, eres paz.
No
te preocupes por perder de vista lo que sueñas porque ya es tuyo y
sólo tienes que permitirte abrazarlo y comprender que mereces eso y
más.
No
pasa nada si te sientes pequeño cinco minutos si te acuerdas de que
eres enorme y luego vuelves a tu tamaño real.
Ya
somos pero no nos acordamos, no somos conscientes de la magnitud de
nuestra capacidad y de lo que somos capaces ya no sólo de hacer sino
de crear mientras soñamos, mientras imaginamos que podemos
conseguirlo y nos atrevemos a vernos ocupando nuestro lugar en el
mundo.
No
necesitamos demostrar nada, llevamos la capacidad incorporada pero
hemos olvidado poner en marcha ese mecanismo interior que nos conduce
a nosotros mismos.
No
pasa nada si sales un rato de ti mismo, mientras tengas claro que
merece la pena volver y asumir tu poder.
¿Y
si hoy nos sentamos un rato y dejamos de desear?
¿Y
si dejamos de mirar a la luna con ojos hambrientos y vemos como brota
en nuestro suelo algo nuevo y maravilloso?
¿Y
si dejamos de estresarnos por ser mejores y somos simplemente
nosotros?
¿Y
si descubrimos que ya somos nuestra mejor versión y sólo tenemos
que dejar de creer que algo nos falta?
No
pasa nada si te cansas y sucumbes al desánimo porque mañana te
levantas y vuelves a caminar.
Decía
el otro día mi querida Celia Domínguez en Facebook que «sabes que
eres abundante porque te despiertas agradecido y no pidiendo» porque
«la abundancia es algo que se siente, no sólo que se tiene». Y es
cierto, hay que apostar por sentir, por notar, por agradecer lo que
ya eres aunque sea en potencia, aunque está ahí en ti a la espera
de estallar y hacerse enorme.
No
sé qué buscas, pero ya lo tienes… No sé qué quieres, pero ya lo
eres… Tal vez si descansas un momento, descubrirás que ya lo
llevas incorporado. Es cuestión de sentirlo y aceptarlo. No pasa
nada si te detienes a mirar las flores y te olvidas de tu destino, tú
eres tu destino. No sé que sueñas, pero ya es tuyo…
Mercè
Roura
https://mercerou.wordpress.com/2017/06/20/no-se-que-buscas-pero-ya-lo-tienes/
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