LA VIDA… la
 vida es un regalo, con sus encuentros, con sus desencuentros…
 llena de multitud de oportunidades e infinitos universos, de
 mensajes… de idas y venidas, de partidas y regresos, de acuerdos y
 desacuerdos… en definitiva llena de amor…
El lugar
 donde se puede y donde no se puede, donde quieres y no quieres… el
 regalo de tener la maravillosa experiencia de perderte y de
 encontrarte, de preguntar y de responder… de ser el alumno y el
 maestro… de nacer y de morir… y sobre todo de sentir.
El éxito en
 la vida, es relativo y muy variable donde intervienen numerosos
 factores, que no son fáciles de controlar así que durante muchos
 años creí que tener éxito en la vida era alcanzar logros. Logros
 profesionales, logros académicos, logros económicos, logros
 emocionales, logros, logros… de cualquier tipo.
Nos pasamos
 la vida persiguiendo la felicidad pero alimentando la creencia de
 que el éxito en la vida es llegar a alguna meta.
A lo largo de
 muchos años viví como otros muchos seres humanos en la creencia
 que el poder económico era lo único y más importante en esta
 vida,  NOS HABÍAN EDUCADO EN LA FRASE DE “TANTO TIENES,
 TANTO VALES”.
Hasta que en
 la madurez te vas dando cuenta que la falta de dinero era solamente
 una distracción externa para no afrontar el verdadero
 descubrimiento… el éxito en la vida no tiene nada que ver con
 estas creencias.
Cuando tomas
 conciencia y sientes la vida, se hace evidente que no se trata de lo
 qué tengas ni de cuanto tengas sino de lo que hagas con lo que
 tienes, el éxito no llega por alcanzar logros sino por VIVIR
 CON PLENITUD.
Y ¿QUÉ
 SIGNIFICA VIVIR CON PLENITUD?, pues estar presentes en cada momento.
 Que cada cosa que hagas en tu vida sea motivo de orgullo. Irse a
 dormir por las noches con la certeza que fuiste el mejor tú ese
 día, que diste lo mejor de ti en cada momento. 
Recuerda esa
 frase de sabiduría que dice: “NO HAY MEJOR ALMOHADA QUE LA
 CONCIENCIA TRANQUILA”.
Mucha gente
 compara su vida con las vidas de otros a los que consideran exitosos
 según sus creencias, y claro, casi siempre salen perdiendo. No
 todos hemos nacido para ser cantantes o actores o deportistas o
 reporteros famosos, etc… Muchos
 hemos nacido solo para hacer del acto de vivir un ritual sagrado.
Es sencillo,
 por ejemplo cuando acompañaba a mis hijos a sus clases extra
 escolares lo hacía gozando, pocos en este planeta tienen el
 privilegio de sentarse una hora en un banco del gimnasio a verlos
 saltar, y mientras lo hago, estoy honrando su existencia con la mía,
 los estoy haciendo felices y me pregunto: ¿HAY ALGO MÁS
 EXITOSO QUE HACER FELIZ A OTRO SER HUMANO? Yo creo sinceramente que
 no. 
Los medios de
 comunicación nos engañan, nos hacen creer que el éxito es tanto
 tienes, tanto vales, tanto sabes, tanto haces, tan bonita/o. Llaman
 éxito a una creación artificial de vidas clonadas, vacías y en
 numerosas ocasiones sin valores.
Ten siempre
 muy claro que el éxito no depende de nada externo a ti, sino de lo
 que hagas con lo que tienes.
La felicidad
 tal como nos la enseñan, es un estado vibratorio que vamos
 rellenando con capas y capas de creencias inventadas por una
 sociedad basada en el consumo, la enfermedad y lo finito.
Cuanto más
 vas limpiando tu “visión de la vida”, más cuenta te das que la
 felicidad siempre ha estado ahí. Que simplemente nos educaron a
 mirar hacia otro lado, tan solo se trata de mirar hacia el lugar
 adecuado, donde reside esa felicidad que no es otro que … nuestro
 corazón.

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