“No habrás
vivido un día perfecto, si no has hecho algo por alguien que nunca
será capaz de devolvértelo”
Un
día perfecto es algo plenamente integral. Es aquel en el que los
diversos factores que tienen que ver con nuestra propia
autorrealización han sido expresados y atendidos. Un día perfecto
es aquel en el que, además de cubrir nuestros objetivos personales,
se “consigue” un propósito de mayor sentido existencial.
Si además de
hacer lo de uno mismo, se tiene la oportunidad de hacer algo por
otra persona que recorre el mismo trecho del camino, no lo dudemos,
hagámoslo rápidamente, que de ello jamás nos arrepentiremos. La
cadena de favores anónimos y los MOMENTOS CON ALMA que hemos puesto
en marcha sin espera de respuesta, tal vez sea una de las
experiencias más valiosas que podamos recolectar en el balance
final de la vida.
¿Qué
significa la expresión momentos con alma?, ¿acaso momentos de amor
sin afán de provecho?, ¿momentos de sincera compasión o de
cooperación y entrega? Algunos lo relacionan con el espíritu de
servicio y otros lo nombran como sabiduría en marcha.
Las
reglas para ser feliz no suelen venir en el libro de instrucciones
que el bebé trae al salir de fábrica. Sin embargo, hay unas
leyes que han sido transmitidas por los ancianos de las tribus que,
de boca a oído y durante miles de años, han señalado cómo
sentirse bien y propiciar la armonía ajena.
Y
al parecer, la regla número uno es siempre la misma: Amad a vuestro
próximo como a vosotros mismos. Palabras que los lúcidos han
pronunciado y que nada tienen de imposibles o “ñoñas”. El
egoísmo y el narcisismo no se superan con una emocionada decisión,
sino con un entrenamiento sostenido de generosidad, auto observación
y maduración del alma.
No deje pues
escapar su gran oportunidad diaria. Como bien sabe, muchas veces no
se trata de dar sino de darse, de entregar un diezmo de nuestro
tiempo, de nuestra escucha y de acompañar la crisis de otros seres
humanos compañeros de viaje.
El día tiene
más gracia si, además de lograr nuestras metas, la vida nos
permite hacer sonar la música del alma. Si somos capaces de aliviar
y hacer más llevadero el camino al que atraviesa momentos de
dificultad, demos las gracias al apoyar porque, aunque no tengamos
en cuenta lo que de eso nos vuelve, algo profundo en uno mismo sabe
que su mejor inversión es dicha entrega.
Es mejor dar
una caña de pescar para toda la vida que un pescado para cada día.
Si durante el día se nos presenta la oportunidad de otorgar tal
capacidad, recordemos que el Universo nos ha puesto en el lugar y en
el tiempo adecuados para ofrecer salidas, aportar contactos, abrir
puertas, facilitar logros, regalar ideas y aminorar esfuerzos a los
que parecen soportar mucha carga.
Todo
un circuito de amor en acción tan sinérgico como efectivo. Se
trata de prestar atención durante la jornada. ¿Llegó la
oportunidad de contribuir? si no ha llegado aún, fluyamos atentos.
¿QUÉ MEJOR
AVENTURA QUE LA DE AVENTURARSE EN EL OTRO?
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