Saber
esperar es un verdadero arte. Quien
ha desarrollado ese talento prueba que ha alcanzado un importante
grado de evolución personal. Supone autocontrol, tolerancia a la
frustración, temperancia y capacidad de ver la realidad en
perspectiva.
Cuando
venimos al mundo somos todo lo contrario. El bebé no aplaza la
satisfacción de
sus necesidades.
Quiere que lo que desea y pide le sea entregado al instante. Si no lo
consigue, se desespera y rompe en llanto. 
De
 ahí que saber esperar sea una conquista que
 solo se alcanza con el tiempo, la experiencia y un paciente trabajo
 con uno mismo.
 Es una gran virtud que protege y fortalece ante las adversidades.
 Que permite sobrellevar los malos tiempos con excelente actitud. Los
 grandes pensadores saben todo esto y por eso nos han legado máximas
 maravillosas al respecto. Estas son algunas de ellas.
“Quien
 no desea no se frustra. Y quien no se frustra no se envilece. 
 
Así,
 el verdadero sabio espera en la quietud, mientras todo ocurre y no
 mandan los deseos. 
 
Así
 la paz y la armonía tienen lugar y el mundo sigue su curso
 natural”. 
 
Lao Tsé-
Si
 alguien cultiva el arte de saber esperar son los cazadores y los
 pescadores. Por eso una de las frases de René Joubert dice: “El
 placer de
 la caza es el placer de la espera”.
 Como se ve, en este caso no se habla de la espera como un
 sacrificio, sino como algo que brinda satisfacción.
La
 espera del cazador es una espera activa. Forma parte del desafío que
 implica poder capturar a su presa.
 La única manera de atraparla es dando tiempo para que salga de su
 escondite y esté en una posición en la que él pueda actuar.
 Lo
 mismo pasa con los pescadores. En el fondo es una metáfora de
 la vida. El
 momento oportuno no son todos los momentos. Hay que aguardar por
 él y
 saber actuar cuando este se presenta.
2.
   La mejor manera de esperar
Esta
 es una frase de Flaubert y dice lo siguiente: “Hay
 que esperar cuando se está desesperado,
 y andar cuando se espera”.
 Esa es precisamente la paradoja que implica el saber esperar. No
 significa pasividad, solo movernos en la dirección adecuada.
Una
 espera activa tiene que ver con no detenerse simplemente a ver pasar
 el tiempo. Más bien está relacionada con ser
 conscientes de que es importante seguir avanzando,
 aunque ese avance esté limitado o no ofrezca exactamente lo que
 buscamos de inmediato.
3.
   Mejor no adelantarse
Parte
 del arte de saber esperar consiste en no ubicarse en escenarios
 mentales que están en el futuro,
 especialmente cuando tiene que ver con problemas posibles, pero no
 presentes. Muchas veces nos desgastamos mucho tratando de resolver
 problemas que ni siquiera han surgido.
Algo
 así es lo que nos recuerda Julia Navarro cuando dice: “Cuando
 lleguemos a ese río ya hablaremos de ese puente”.
 Retomando la metáfora, nunca sabemos si de verdad vamos a llegar a
 ese río. Quizás nunca lo hagamos, pero ocupamos mucho tiempo y
 mucha vida construyendo ese puente en nuestra imaginación.
4. Esperar con esperanza
Esta
 frase de Samuel Johnson dice lo siguiente: “Es
 necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre
 frustrada, pues la
 esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes
 que sean, son menos horribles que su extinción”.
Como
 Johnson lo dice, la esperanza en sí misma es una dicha. Significa
 mirar hacia el mañana con optimismo y con expectativas
 positivas. Por
 más que no llegue lo que se espera, la actitud por
 sí sola es un plus para nuestra vida.
 Por el contrario, la desesperanza es la muerte de toda ilusión
 frente al mañana. Con ella, la vida misma comienza a perder valor. 
5.
   Todo llega…
Esta
 es una de las frases más sencillas, pero también más contundentes
 sobre el tema de la espera. Dice lo siguiente: “Todo
 llega para el que sabe esperar”.
 El autor de esta máxima fue Henry W. Longfellow. Resumió en una
 sola frase todo cuanto pueda decirse acerca del arte de saber
 esperar.
Muchas
 veces no obtenemos lo que deseamos porque no perseveramos lo
 suficiente. A veces se necesita tiempo y a veces este tiempo es
 considerable.
 Puede que esa larga espera nos lleve a precipitarnos para actuar, o
 a abandonar el objetivo antes de tiempo. Olvidamos que cuanto más
 perseveramos, más aumentan las probabilidades de conseguir lo que
 buscamos. 
Saber esperar tiene que ver con madurez, con equilibrio, con carácter. Es una de las conquistas más difíciles de la vida, pero también una de las más dulces y enriquecedoras. El que sabe esperar, también sabe vivir.
  
No hay comentarios:
Publicar un comentario