El leve aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo.
Este
antiguo proverbio chino fue retomado por una nueva corriente del
pensamiento científico, la teoría
del caos,
que estudia las enormes consecuencias que pueden desencadenarse, con
el correr del tiempo, a partir de eventos aparentemente
intrascendentes.
La
película El
efecto mariposa se
basa también en esta antigua idea y presenta la historia de alguien
que consigue viajar al pasado y trata de corregirlo. Pero no puede
prever la compleja serie de eventos que desencadena con cada nuevo
intento. Así, cada vez que regresa al presente se encuentra con
inesperadas novedades.
La idea es bien
simple: hechos que parecen irrelevantes pueden tener consecuencias
inesperadas. Y como esas consecuencias seguramente dispararán nuevas
cadenas de eventos, a medida que el tiempo transcurre la influencia
de aquel hecho inicial se amplifica, se multiplica, puede
literalmente cambiarnos la vida.
Viajemos
en el tiempo
También
nosotros viajamos en el tiempo, claro que sólo hacia adelante y
apenas un segundo a la vez. Pero esto nos permite mirar hacia atrás
y analizar cómo fue que creamos este presente en el que vivimos
ahora.
Y si sacamos las
conclusiones correctas, esa información podría servirnos para
sembrar hoy las semillas de un futuro mejor.
Si miramos a
nuestro alrededor seguramente encontraremos circunstancias de nuestra
realidad que podrían ser mejores en algún aspecto. Claro que ya
nada podemos hacer con las decisiones que tomamos en el pasado y que
nos trajeron hasta aquí, pero tal vez haya alguna idea que nos ayude
a actuar ahora, en nuestro presente, para crear el futuro que
anhelamos.
Cómo
crear un futuro mejor
Como propone el
efecto mariposa (es decir, la teoría del caos), es prácticamente
imposible prever todas las consecuencias de un determinado hecho
inicial. La realidad en la que vivimos es tan compleja, involucra
tantas variables, circunstancias y personas, que no podemos predecir
cómo se sucederán los acontecimientos. Tal vez actuemos con una
intención muy clara, pero no podemos conocer de antemano el
resultado de nuestras acciones.
Propio
es del hombre hacer planes, pero la última palabra es de Dios.
Proverbios
16, 1
Dicho de otra
manera: El hombre propone y Dios dispone.
Pero claro que
esta incertidumbre no nos impide actuar. Una buena guía es hacerlo
siempre de acuerdo a nuestra más íntima convicción. Cuando hacemos
algo convencidos de que es lo correcto, cuando se trata de un impulso
que surge desde lo más profundo de nuestro ser, lo más probable es
que el resultado sea positivo para nosotros y para las personas que
nos rodean. Y si las cosas no salen como esperábamos, al menos no
tendremos nada que reprocharnos.
Pero hay una
estrategia todavía más efectiva para crear un futuro mejor. Algo
que podemos intentar en cualquier momento del día…
Arreglemos
este momento
El
ego siempre está emitiendo juicios, normalmente negativos. En
cualquier momento podemos verificar esto con sólo preguntarnos cómo
nos sentimos. La respuesta del ego normalmente será señalarnos
aquello que está mal, qué nos falta, qué debería cambiar para
ajustarse a sus caprichos.
Mientras termino
de escribir este artículo, por ejemplo, la vocecita de mi ego me
recuerda que debería haberlo publicado la semana pasada, y me hace
repasar con culpa todas las actividades con las que me distraje y que
provocaron el retraso.
Cualquier
persona que sea observadora y objetiva, podrá comprobar que la misma
situación se repite todo el tiempo. El ego nos hace, siempre y a
todos, el mismo tipo de comentarios: que ganamos poco, que los
políticos son corruptos, que tenemos sobrepeso, que la situación
económica empeora… En manos del ego cualquier tema es adecuado
para generarnos alguna emoción negativa. Puede hablarnos del mal
tiempo, de los problemas del trabajo o de los conflictos en la
familia, pero siempre encontrará la manera de señalarnos algo que
nos disgusta.
Lo que podemos
hacer en cualquier momento es despertar de ese encantamiento en el
que nos mantiene el ego a lo largo del día. Podemos elevar por unos
instantes nuestro nivel de consciencia, observar nuestro estado de
ánimo, identificar la emoción negativa con la que estamos enredados
y simplemente “desactivarla”. Si a mi ego le parece que cometí
una falta porque no publiqué este artículo la semana pasada, es
sólo porque él me fija unas metas arbitrarias que normalmente no
puedo cumplir. Y si lo hubiera publicado a tiempo, seguramente habría
encontrado otros errores para señalarme.
De
acuerdo al efecto mariposa, cualquier cosa que hagamos podría tener
inesperadas consecuencias en nuestras experiencias futuras. Y de
acuerdo a la ley
de atracción,
si actuamos mientras experimentamos emociones negativas estaremos
atrayendo todo tipo de problemas.
El ejercicio,
entonces, consiste en “arreglar” cada instante, aceptarlo tal
como se nos presenta, perdonar lo que sentimos que tiene de malo.
Si estamos
preocupados, tendremos que aprender a confiar en que las cosas
saldrán bien. Si nos sentimos tensos, nos hará bien relajarnos. Si
estamos ansiosos, podremos serenarnos. Si nos sentimos solos,
intentemos disfrutar de la tranquilidad que nos rodea. Si estamos
cansados, nos convendrá hacer una pausa, tomarnos un café o dormir
una siesta.
Y si estamos
aburridos, podríamos ver una buena película… tal vez “El efecto
Mariposa”.
Axel
Piskulic
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