Las
personas que tienen una historia son dignas de admiración. No
momentos, sino una historia. Es importante que distingamos esto,
pues una historia se compone de momentos, pero no todos los momentos
hacen una historia.
Estas
personas me parece que tienen vidas fascinantes. Siempre están
haciendo algo y siempre tienen algo que contar. Los ojos les brillan
como si sus retinas no fueran espejo de la luz de fuera sino
ventanas de la luz que llevan dentro.
TU
VIDA… ¿DE QUÉ VA?
El
ser humano está hecho para sobrevivir, no para ser feliz. Eso lo
sabemos. Para lo primero estamos programados; para lo segundo hay
que hacer un esfuerzo para poder cambiar el programa.
Quien
quiera entrar en el juego de la felicidad y aspirar a sus frutos,
debe asumir ciertas responsabilidades no incluidas en el juego de
sobrevivir. Una de ellas es la creación de sentido.
Lo
que parece claro es que muy pocas personas saben de qué va su vida.
¿Cómo se llama la película que interpretan? ¿Cuál es su causa?
¿Qué tiene en común todo lo que hacen? ¿En torno a qué amor
gira su vida? Lo que hacen, ¿suma para conseguir su sueño? Y lo
más importante… ¿Tienen un sueño?
Sumidos
en nuestras rutinas, repetimos cada día las mismas acciones hasta
que nos parece algo habitual… Vamos al trabajo, quedamos con
gente, nos vamos de compras, etc. Así rellenamos (que no llenamos)
los días mientras que un vacío persiste dentro de nosotros,
creando una sensación de desazón e insuficiencia y unas quejas que
vendrían a ser algo así: “Menuda mierda de vida… ¡Mañana
más!”.
ASÍ
ES EL CONFORMISMO. Lo sabemos pero no nos rebelamos. Mañana
más. Intentamos, eso sí, sacar lo mejor de lo peor o, lo que es lo
mismo, nos resignamos con elegancia. El conformismo es procurarse un
buen sofá en vez de levantarse. Es ignorar que lo único que te
falta es un sueño. Y si no te gusta la palabra sueño, usa la
palabra ilusión, propósito, causa, por qué o sentido.
………………………………………………………………………………..…
- Te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde
aquí?
-
Eso depende en gran medida de adónde quieres ir, -dijo el Gato.
- No me importa mucho a dónde…! -dijo Alicia.
-
Entonces, da igual la dirección.
......................................................................................
Este
conocido fragmento de Alicia en el País de las Maravillas ilustra
perfectamente el problema: “Si no sabes a dónde vas, qué
más da cuál sea el camino”. Buen slogan para una gran
mayoría de seres humanos que no saben muy bien lo que quieren.
CUANDO
A LA VIDA NO SE LE DA UN SENTIDO,
NO
SE CAMINA, SE DEAMBULA.
Hay
dos formas de vivir: como álbum de cromos o como cuento; como serie
o como película; vivir de momentos o vivir una historia. La
elección que hagamos marca la diferencia entre una existencia
placentera y más o menos divertida o una vida feliz y plena.
Hoy
en día lo habitual es optar por la primera vía. Vivimos en la
sociedad de lo efímero, de lo nuevo y de lo desechable. Buscamos y
tenemos muchas experiencias y momentos, pero desconectados entre sí.
Es la sociedad del individualismo y la búsqueda del placer
subjetivo.
Optar
por la segunda vía no quiere decir experimentar menos momentos,
sino conectarlos entre sí. Es hacerse consciente de que una
historia son momentos conectados.
Y
en el momento actual que estamos viviendo, Nuestra vida está llena
de interferencias, de momentos sin conexión que destrozan nuestro
cuento. Por esto, establecer un sentido exige una importante
responsabilidad: elegir, priorizar y desechar.
No
hagas nada que no contribuya a tu historia. Si tienes que dejar tu
trabajo, déjalo; si tienes que dejar a tu pareja, déjala; si
tienes que apartarte de algunos amigos, familiares o entornos,
aléjate. No cabe duda que será doloroso, pero no permitas que
nadie ni nada te haga renunciar a tu historia.
“EL
SENTIDO ES LO QUE DEFINE SI ERES
CAPITÁN
O
BARCO, VELETA O VIENTO.”
Quien
da un sentido a su vida, sabe encajar las vicisitudes que se
presentan. Sabe encajar las dificultades del día a día. Y seguir
adelante con la cabeza alta y la autoestima fuerte.
“Sé
el dueño de tus propias ambiciones.”
Fríamente
hablando, la vida no tiene ningún sentido y el universo sigue su
curso sin que tú –esa pequeñísima cosa- le importes en
absoluto. Ahora bien, que no tenga sentido no quiere decir que
no podamos darle uno. Y esta es la
primera regla del juego de la felicidad: DAR UN SENTIDO A TU
VIDA.
El
sentido es lo que diferencia existencia y vida, momento o historia,
trascendencia u olvido. Es lo que define si eres capitán o barco,
veleta o viento. Es lo que nos permite ser dueños de nuestras
propias ambiciones, descubrirnos como directores de nuestra película
y, sobre todo, saber cómo se titula.
Solo
creando un sentido podemos conectar nuestros momentos para convertir
nuestra vida no en una suma de instantes, sino en una experiencia
unificada, en una gran historia, pues solamente si sabemos a dónde
vamos podemos saber qué elementos y que personas sobran para llegar
donde queremos.
Solo
así podremos eliminar las tomas falsas de la película de nuestra
historia para escribir y disfrutar un guion inolvidable para
nosotros y todos aquellos que vean nuestra película.
Por
ese motivo será bueno que busques un momento de paz y te preguntes:
¿Cómo se llama mi película?
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