Para
resolver algún problema, la estrategia válida no es la de «pensar
mucho». Se trata de «pensar bien» y, para ello, necesitamos una
mente despejada y un cerebro ágil y libre de estrés. Un estado que
solo puede partir de un sueño profundo y reparador.
Si
quieres resolver un problema, deja que tu cerebro descanse, duerme
ocho horas.
Es más, tampoco excluyas una buena siesta porque más allá de lo
que puedas creer, reposar el cuerpo y abandonar la mente al refugio
de la almohada nos reinicia y abre nuevas perspectivas. Sin embargo,
y como bien sabemos, las personas nos enfrentamos en ocasiones a
tentaciones que incrementan o no sacian las necesidades de nuestro
organismo.
Así,
ante cualquier presión y preocupación, es común que se nos resista
el sueño. Es
más, en caso de que tengamos que resolver algo o haya algún tema
pendiente que atender, es habitual optar por quitarnos horas de
descanso. Nos convertimos en noctámbulos mentalmente hiperactivos
que ansían sacar un 200% de su cerebro cuando, en realidad, lo que
este órgano necesita es desconectar.
Decía
con acierto Sherlock Holmes en una de sus aventuras que la solución
a todo problema es dormir Aunque cuanta más tensión y ansiedad experimentamos, más se nos
resiste ese descanso reparador, lo sabemos. A pesar de todo, no
podemos olvidar que, de momento, seguimos siendo de carne, hueso y
necesidades. No
somos máquinas y por tanto, hay que darle al día sus buenas horas
de sueño.
«El secreto de la creatividad está en dormir bien y en abrir la mente a posibilidades infinitas. Al fin y al cabo… ¿qué es una persona sin sus sueños?».
-Albert
Einstein-
Para
resolver un problema, lo mejor es dormir
Algo
que a veces descuidamos es cómo nuestras
habilidades cognitivas se ven afectadas por la falta de sueño.
La
atención, la memoria, la capacidad para resolver problemas, para
analizar, dar respuestas creativas… Todos
estos procesos requieren de una mente y un cerebro sano,
oxigenado y sobre todo conectado.
Ahora
bien, ¿a qué nos referimos exactamente con «conectado»? Un
cerebro ágil es un cerebro donde todas sus células se conectan
entre sí de manera efectiva.
Esa conectividad facilita el que la información fluya, que se
encienda la innovación, que tengamos mayores recursos para reducir
el estrés y, en esencia, disponer de un buen rendimiento mental.
Sin
embargo, y aquí llega el principal problema, nuestro estilo de vida
actual no armoniza demasiado con las necesidades de nuestro cerebro.
El buen descanso, dormir entre siete y nueve horas de manera profunda
y reparadora, es sinónimo de salud para este órgano tan sensible a
nuestros hábitos de vida. Así, factores
como la luz de nuestros dispositivos electrónicos (el vamping),
el estrés, la preocupación y nuestros horarios afectan a nuestro
correcto descanso nocturno.
A
menudo lo hacemos: cuando tenemos un problema, le damos cien vueltas
y mil enfoques. La mente no descansa, analiza, proyecta, valora y
predice. A ello se le añade el factor emocional, ahí
donde cualquier preocupación siempre está sazonada por la angustia,
el nerviosismo y el estrés. En cierto modo nos
han enseñado que a
la
hora de solucionar cualquier desafío, lo esperable es pensar mucho,
dedicarle
muchas horas a ese tema.
Sin
embargo, debemos tenerlo claro, no
se trata de pensar mucho, sino de pensar bien. Y
para ello, para poder pensar de manera más adecuada y efectiva es
necesario el descanso. Por lo tanto, si quieres resolver un problema,
duerme. No es un consejo al azar ni bienintencionado, nos
lo señala la ciencia y más concretamente, un estudio llevado a cabo
por la doctora Kristin Sanders, de la Universidad de California.
En
este interesante trabajo se
intentaba averiguar si era cierto la opinión general de que un buen
descanso ayuda a resolver problemas.
Si bien es cierto que es imposible saber si el simple hecho de
descansar nos permite dar con la solución más idónea, lo que sí
se puede analizar son otras dimensiones:
-
Un buen descanso mejora la memoria.
-
La mente está más ágil y se fortalece la atención.
-
Aumenta la creatividad.
-
Nos sentimos más relajados, optimistas y aumenta la autoconfianza.
Para
resolver un problema, necesitamos el ingrediente más importante de
todos: un buen estado de ánimo. Las
ideas más adecuadas y originales no surgen del malestar, la
frustración o la angustia. El bienestar interno, generado por la
serotonina y la dopamina, incentiva a la mente y nos ayuda a ver los
problemas de otro modo. Casi sin saber cómo, ese desafío se
transforma en oportunidad.
De
este modo, una forma sensacional de mejorar ese estado de ánimo es a
través de un buen descanso nocturno.
Dormir
entre 6 y 9 horas nos ayuda a reducir el nivel de cortisol de nuestro
cuerpo y con ello, se apaga el estrés y la ansiedad.
No
obstante, los expertos en higiene del sueño nos señalan que, así
como dormir menos de 6 horas es contraproducente, también lo es
descansar más de 9 horas diarias. En
este último caso, el cuerpo y la mente también experimentan
cansancio y enlentecimiento; no es lo adecuado. Por lo tanto,
tengámoslo en cuenta, la clave para solucionar cualquier imprevisto,
adversidad o desafío en el día a día no está en dedicarle a ese
tema muchas horas de reflexión y razonamiento.
Lo
ideal es establecer adecuados tiempos de descanso. Porque a
menudo, las
ideas más deslumbrantes surgen por la mañana, al levantarnos, al
desayunar o mientras nos duchamos…
Instante en que la mente, relajada e inspirada, da con la respuesta
más ingeniosa.
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