Fijémonos en nosotros mismos, hasta que estamos preparados en la vida, hasta que somos capaces de gestionar nuestro día a día y tomar las riendas de nuestro destino, son muchas las personas que han contribuido con su trabajo, esfuerzo y sacrificio, ayudándonos a llegar hasta ese momento de independencia.
El
secreto está en ser capaces de dar las gracias sin que ocurra
ningún hecho extraordinario, de esa forma conseguimos estar más
felices y contentos sean cuales sean las circunstancias que rodeen
nuestra vida. Ya lo dice el refranero: “De bien nacido, es
ser agradecido”
SER
AGRADECIDOS NOS HACE MÁS FELICES
Y
MEJORES SERES HUMANOS.
Hay
dos clases de gratitud: la condicional y la incondicional. La
primera consiste en sentirse bien cuando las cosas salen como uno
espera. Como no siempre es así, acaba siendo una emoción esquiva y
poco duradera. La segunda consiste en una actitud y un hábito de
vida, sentirse bien sin que haya ocurrido nada especial; es decir…
estar agradecido por todo.
Siendo
lo más importante que al no estar condicionada por ningún otro
acontecimiento, esta actitud es la precursora de la felicidad y el
éxito personal en la vida.
¿La
gran mayoría de veces no somos conscientes de cuántas personas han
contribuido a que este día sea posible?
Desde
que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos recibiendo las
acciones de innumerables personas, la mayoría desconocidas, que
hacen de nuestras vidas una experiencia mejor.
Si
contásemos cuánta gente nos sirve directa e indirectamente en un
solo día de nuestra vida, no podríamos más que sentir puro
agradecimiento.
“CUANTA
MÁS GRATITUD SIENTAS, MÁS FELIZ SERÁS Y TU VIDA CAMBIARÁ MÁS
RÁPIDO” (Rhonda Byrne)
Por
no mencionar a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros médicos,
nuestros maestros, nuestros amigos, nuestros compañeros… todas
las personas que han contribuido a que consiguiéramos algo
significativo, o simplemente que nos han ayudado a sobrevivir hasta
el día de hoy.
Es
innegable que debemos un inmenso reconocimiento a infinidad de
personas que hacen posible que sigamos con vida o que disfrutemos de
nuestro momento actual tal como es.
Y
para poder expresarlo es necesario estar muy presente de manera que
seamos conscientes de las cosas buenas y positivas que nos rodean.
Si
además miramos hacia atrás en el tiempo y repasamos todos los
descubrimientos y avances tecnológicos que hacen nuestra vida más
cómoda y segura, sin olvidar los pensadores y sabios que la han
enriquecido, entonces este sentimiento debería extenderse casi a
los orígenes de la humanidad.
Cuando
reflexionamos sobre todo ello, cada día se convierte en una
sucesión de oportunidades para acordarnos con una sonrisa de
personas que han contribuido con mucho o poco a nuestra vida y para
sentir el deseo de devolver el favor a las generaciones futuras.
Los
psicólogos Emmons y McCollough estudiaron las consecuencias de la
gratitud y acabaron concluyendo que tiene profundos efectos en el
bienestar físico y emocional de las personas.
En
su estudio analizaron las muchas formas de expresarla, como, por
ejemplo:
• Con
una nota personal.
• Comparándose
con gente que tiene problemas graves.
• Dando
simplemente las gracias.
• Controlando
mentalmente los pensamientos negativos.
Y
descubrieron que las personas que hacían de esta actitud un hábito
de vida se sentían más saludables, más optimistas y más felices
con sus vidas.
Otros
investigadores llegaron a la conclusión de que este hábito mejora
las relaciones con las personas y propicia el altruismo. Además de
ayudar a superar el estrés y las actitudes negativas.
UNO
DE LOS FRUTOS MÁS IMPORTANTES DE LA GRATITUD
ES
QUE CONTRIBUYE A GENERAR FELICIDAD.
En
otros estudios, con mayores y con niños, se ha profundizado en la
relación entre la felicidad, inducida por buenos recuerdos y
sentimientos de gratitud, y el éxito general en la vida. Y se ha
concluido que las personas que se sienten más contentas consiguen
una existencia más longeva, mejores ingresos, mejores relaciones, y
también ser más eficaces ante los problemas profesionales y
personales.
Es
decir, ahora sabemos que “la felicidad da éxito” (y no al
revés, como se creía antes: “el éxito da la felicidad”, lo
cual ya intuíamos que no era cierto).
Habrá
quien piense que para apreciar o poder verbalizar esa sensación de
gratitud, primero debe ocurrir algo que lo motive; es decir, que la
emoción debe ser la consecuencia de un acontecimiento favorable.
Pero
necesariamente no ha de ser así. En realidad, es posible abrigar
gratitud sin que haya ocurrido nada especial antes. Ser capaces de
dar gracias por algo que aún no ha sucedido. Aunque esta
posibilidad pueda ser incomprensible para la mayoría, tiene muchas
ventajas.
Las
personas más felices sienten gratitud por todo. No necesitan
razones concretas. Viven instaladas en reconocer lo bueno que tienen
por el simple hecho de estar vivas, al margen de lo que les sucede.
No necesitan razones de peso para estar agradecidas porque haber
recibido la vida ya les es suficiente.
Incluso
hay personas, tan habituadas a vivir en esta actitud, que agradecen
cosas tan intangibles como una sonrisa, un amanecer, una
inspiración, la brisa suave, la calidez del sol o un instante de
paz… O incluso son capaces de agradecer lo que está por llegar,
por ejemplo: algo valioso que se aprenderá mañana, el próximo
libro que se leerá y que quizá aún no está ni escrito. Es lo que
se podría llamar “AGRADECIMIENTO GRATUITO” no se debe
a nada tangible, pero conmueve por igual.
Uno
de los hábitos comunes de las personas felices es el de empezar el
día dando gracias por pequeñas cosas para generar una actitud
llena de energía positiva para el resto de la jornada.
“DEMOS
GRACIAS A LAS PERSONAS QUE NOS HACEN FELICES; SON LOS ADORABLES
JARDINEROS QUE HACEN FLORECER NUESTRAS ALMAS” (Marcel Proust)
La
maestría en este arte se alcanza cuando uno es capaz de agradecer
incluso las dificultades extremas que a cada uno le toca vivir,
porque somos capaces de pensar que detrás de cada lágrima, de cada
instante de dolor, hay un aprendizaje, una enseñanza que nos
convierte en personas más humanas, más suaves, y más comprensivas
con el abatimiento de los demás. Es lo que se llama “ver lo bueno
de lo malo” que siempre existe, aunque cueste reconocerlo en una
primera mirada.
Sin
lugar a dudas, hay una palabra que siempre es bien recibida por
todos, y es “gracias”.
Todas
nuestras comunicaciones con otras personas deberían terminar con
ella.
Con
toda certeza, esta actitud hará que las cosas empiecen a cambiar.
VISTO EN:
http://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2019/10/el-agradecimientofuente-de-felicidad.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario