19.6.20

Lo mejor es detenernos y quedarnos un tiempo limitado en una zona segura

CUANDO LLEGUE EL MOMENTO PODRÁS SALIR ADELANTE

Al final lo harás, saldrás adelante, pero no sin antes darte el tiempo suficiente para sanar la herida, atenderte y clarificar con seguridad qué es lo que quieres en tu vida.
Nos lo decimos muy a menudo, en momentos de crisis, de cambios y de adversidad solo hay una opción posible: salir adelante. Nos autoconvencemos de ello e intentamos reanudar nuestras vidas, recuperando espacios, asumiendo responsabilidades y focalizándonos en pasar página creyendo que todo va bien cuando, en realidad, no siempre es así.
«Keep Calm and Carry On» decían aquellos panfletos que se diseñaron en Reino Unido en 1939,  con el fin de animar a la población ante una invasión inminente durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, nunca llegaron a usarse, hasta que en el año 2000 y, a raíz de un hallazgo casual, empezaron a lanzarse al mercado como elemento decorativo y motivacional.
La verdad es que fue un acierto que aquellos mensajes no llegaran a la población británica en semejantes momentos. Es más, el Ministerio de información británico cayó en la cuenta de que aquella frase, mantén la calma y sigue adelante, era paternalista, vacía y nada oportuna.
La sociedad sabía que los bombardeos eran inminentes. No se le podía pedir a la gente que siguiera adelante cuando el problema como tal aún no había ni empezado.
Lo mismo nos sucede a nosotros en muchas ocasiones. Nos repetimos la frase de que hay que seguir, de que hay que avanzar cuando aún no hemos superado siquiera aquello que duele, aquello que ha distorsionado nuestra realidad. Nadie puede poner un pie delante de otro cuando la mirada sigue anclada en un pasado que duele y en un presente lleno de necesidades no atendidas.
Hay que salir adelante, pero no sin antes darte tiempo y resolver el nudo del presente
El mundo parece caótico en el presente. Algunos definen estos tiempos como unos días distópicos, otros como una época llena de incertidumbres y cambios y, una buena parte de las personas, no lo ven de ningún modo. Sencillamente, se limitan a sobrevivir, adheridos a la ansiedad, al no saber qué está pasando o qué va a pasar.
Habrá que salir adelante en algún momento, es obvio, pero tal vez sea más prudente quedarnos quietos un tiempo y atender prioridades. En especial las relativas a la salud mental.
Señalaba Rollo May, psicólogo existencialista, que las personas tenemos una curiosa característica.  Cuando más perdidos nos sentimos, más deseamos correr. Es decir, en momentos de crisis, en esas épocas en que muchos de nuestros significados vitales se están quebrando o cuando las dificultades queman en exceso, más ansiamos pasar página, avanzar. Es como si al poner distancia del problema, este se resolviera por sí mismo.
Salir adelante no es escapar. Tampoco es intentar volver a la cotidianidad con todas nuestras fuerzas aun sabiendo que no estamos bien, que la angustia pesa en exceso, que el estrés desdibuja nuestra realidad. Decía Carl Jung que hasta la vida más feliz pasa por épocas de oscuridad. Es en esos días cenicientos cuando más debemos atendernos, sin prisas, sin saltarnos etapas, permitiéndonos estar presentes.
Tu capacidad para actuar es limitada, a veces hay que saber detenerse un tiempo determinado
Roy F. Baumeister uno de los psicólogos sociales más conocidos ha publicado más de 500 artículos científicos y más de 30 libros. En una de sus investigaciones  evidenció algo interesante en relación a este tema: a las personas nos cuesta mucho actuar, decidir e incluso pensar cuando pasamos por momentos complicados. Es más, ese agotamiento emocional hace que acabemos actuando por impulsos.
Es como si una voz interna nos dijera «de acuerdo, estás pasando por un mal momento, pero lo que toca ahora es seguir adelante como sea y a toda costa». Y ese como sea no es una buena opción ni la mejor respuesta. Si estamos en una circunstancia estresante lo mejor es detenernos y quedarnos un tiempo limitado en una zona segura, en esa zona de confort mental desde donde recomponernos clarificar prioridades.
Más tarde, actuaremos. Porque si es nocivo pasar página demasiado pronto, también lo es estancarnos de manera crónica y no avanzar.
A pesar de todo, lo lograrás, podrás salir adelante
Lo harás, podrás salir adelante. Porque la vida y la mente nos impulsan a ello, a esa necesidad casi instintiva de cerrar etapas e iniciar nuevas historias. No obstante, debemos hacerlo bien, sin ese exceso de equipaje en el cual las emociones contrapuestas, las heridas y los miedos siguen pesando en exceso. Hay que higienizar espacios internos para que los nuevos vientos de esos ciclos renovadores alienten motivaciones y esperanzas.
Trabajar en nuestras transiciones lleva tiempo. Trabajos como los llevados a cabo por el doctor  Mark Thornton,  nos recuerdan que todo cambio y empeño por seguir adelante implica tener que lidiar con procesos mentales y emocionales complejos. Es responsabilidad nuestra resolver esos nudos, calmar esas voces y dar paz a los ruidos internos.
¿Se puede conseguir? Por supuesto. Todos merecemos ser felices de nuevo y superar cualquier circunstancia; la clave está en atendernos, en cuidar de esa arquitectura psicológica que a veces recibe más de una embestida.

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