11.6.20

Si estamos en paz, todo se ve con mayor claridad y nos sentimos más seguros

VIVIR EN PAZ CONTIGO MISMO

Una tarea que no puedes dejar pendiente

Cuando tienes paz en tu interior las tormentas externas asustan menos. Porque has hecho frente a tus miedos, porque caminas libre de culpas, de rencores e inseguridades. ¿A quién no le gustaría alcanzar ese equilibrio psicológico?

Vivir en paz contigo mismo trae grandes consecuencias: satisfacción, armonía interna, buen manejo del estrés y un bienestar que revierte en cuerpo y mente. Cabe señalar que tal artesanía no resulta nada fácil y más en medio de nuestro complejo mundo. Los días son cada vez más complicados, el ruido más alto y la incertidumbre una eterna constante en la que nos diluimos en medio de la ansiedad y las preocupaciones.

La verdad es que cuesta bastante atender y resolver nuestro interior cuando lo que nos rodea parece envuelto en una eterna vorágine. Sin embargo, hay que tener en cuenta un aspecto: es ahora cuando debemos dar lo mejor de nosotros mismos. Y algo así solo se logra cuando hay calma dentro, cuando no pesan las culpas, coartan los miedos, los rencores o la sombra de ese pasado que enturbia nuestro presente.


Si en nuestra mente y corazón hay paz, todo se ve con mayor claridad y nos sentimos más seguros para resolver desafíos y avanzar con mayor audacia, humanidad y seguridad. No es por tanto una tarea que podamos dejar en la bandeja de pendientes. Veamos por tanto cómo alcanzar ese estado psicológico tan gratificante y saludable.
Vivir en paz contigo mismo ¿cómo lograrlo?

Decía el emperador filósofo Marco Aurelio que «quien vive en armonía consigo mismo, vive en armonía con el mundo». Es una gran verdad, pero probablemente ni él mismo lo logró en vida a pesar de su sabiduría y su estoicismo. Alcanzar ese sentido de equilibrio nos obliga a menudo a dejar a un lado los cargos de conciencia, el arrepentimiento y la sombra de todas esas cosas que no hicimos del todo bien en el pasado y que aún nos duelen.

Esa higiene mental, esa capacidad para apagar los agujeros negros psicológicos y emocionales que nos arrebatan la calma, requiere enfrentarnos hacia eso que nos atormenta. Solo entonces nos damos permiso para ser imperfectos, para perdonarnos por fin o bien, dejar de castigarnos sobre cosas que no podemos controlar.

Vivir en paz contigo mismo te proporciona algo más que confort espiritual. No es limpiar pecados del ayer o detener esas batallas internas que a veces libramos sin descanso. Es más, dentro de la psicología positiva se usa con frecuencia el término «paz» como ese mecanismo intrapersonal con el que poder alcanzar el bienestar mental y la felicidad. Estamos ante un ejercicio psicológico de gran utilidad.

Capaldi, CA, Dopko, RL y Zelenski, JM (2014) lo definen en una investigación  como un estado de calma, serenidad y tranquilidad mental que surge ante la ausencia de alteraciones como la preocupación, la ansiedad, el odio, el arrepentimiento, el sentido de culpa… La paz interior se alcanza gracias a la autorregulación emocional.

Veamos, no obstante, en qué consisten esos mecanismos con los que poder vivir en paz contigo mismo.

Deja de ponerte requisitos

¿Qué tienen que ver los requisitos con nuestra calma mental? En realidad, muchísimo. Pensemos en ello: muchos de nosotros aplicamos ese enfoque hiperexigente en el que supeditamos nuestra felicidad a una serie de condiciones o requisitos:

  • «Estaré en paz cuando tenga un mejor trabajo».
  • «Me sentiré en equilibrio cuando demuestre a mi familia lo que valgo».
  • «Lograré tener calma cuando logre bajar de peso».
Este tipo de condicionantes no solo nos quitan la paz interna, además, nos supeditan a un sufrimiento irremediable. Es necesario, por tanto, que dejemos de colocarnos tantos obstáculos en el horizonte. La vida es mucho más sencilla cuando dejamos de poner tantos condicionantes a nuestra felicidad.

Valídate a ti mismo, considérate valioso

Cuando caminamos por el mundo sin el sostén de la autoestima, nuestro mundo interior está lleno de vacíos y en guerra permanente. Esperamos que los demás nos reconozcan, que nos dediquen atención y refuerzos positivos para poder así sentirnos validados. Como podemos imaginar, nada resulta tan desgastante como mendigar atención ajena.

Para vivir en paz contigo mismo debes ser capaz de proveerte tú del afecto y el autorreconocimiento que esperas de otros. Si tu autoestima y amor propio son fuertes, lograrás esa armonía interior en la que nada falta. Ese será el momento en que, por fin, dejes de esperarlo todo de quienes te rodean para entender que de quien debes aguardarlo es de ti mismo.

Para vivir en paz contigo mismo, perdónate

Perdonar para liberarte. Exigir tu propio perdón para entender que nadie camina por la vida sin cometer errores y que cada equivocación es un aprendizaje y una oportunidad para corregir, enmendar y empezar de nuevo.

Para vivir en paz contigo mismo estás obligado a entender que no eres infalible, que si te empeñas en ser tu propio verdugo nadie gana. El dolor, entonces, se retroalimenta y pierdes una oportunidad valiosa para demostrar que puedes ser mejor, que eres capaz de mostrar una versión de ti más luminosa, más humana.  Eres mucho más que tus errores del ayer, así que hazlo, perdónate.

Calmar el torbellino de los resentimientos y emociones adversas

En el viaje de la vida no es bueno caminar con un torbellino en la mente y una guerra constante en el corazón. Los resentimientos, la frustración, la rabia que generan las decepciones o el odio hacia quien un día nos hizo daño son nubarrones que opacan nuestra persona. Nadie puede hallar calma con ese oleaje interno.

Así que no lo dudes, resuelve esas dinámicas internas. Apaga el odio, la rabia, el dolor de la decepción… Sana esas emociones que siguen haciéndote daño y deja paso a nuevas oportunidades y experiencias. Para vivir en paz contigo mismo tienes que resolver esos nudos que no te dejan respirar.

Céntrate hoy mismo en estas tareas tan decisivas. No dejes para mañana la calma mental que puedes lograr hoy…



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