BUENOS DÍAS, VIDA
No
eres nada que se rompa, nada que se desvanezca, nada que pueda
olvidarse… Si no te rompes, ni te vas, ni te olvidas tú de ti
mismo.
No eres nada que
pueda perderse si no decides perderte, ni que pueda pisarse si no
eres tú quien se pisa.
No eres nada que
pueda ser callado o suprimido si tú no quieres callar ni esconderte,
si no te levantas un día y te dices a ti mismo que te largas de tu
vida y habitas el vacío. Que ya no cuentas en tu mundo y te
desmarcas de todo lo que realmente te hace sentir.
Absolutamente
todo lo que pasa en tu vida te ha pedido permiso antes… Y a veces,
aunque duela admitirlo, sabes que has dicho sí…
No
eres lo que no decides ser.
Aunque sí eres
lo que imaginas y temes, al mismo tiempo… Porque todo llega a ti
para ser comprendido, aceptado, expresado a través de ti, admitido,
besado, sentido, perdonado, trascendido y soltado a un mar de nada
que ya no vuelve a ti.
Eres lo que te
das permiso para ser y creer que eres y todo aquello de lo que llevas
tiempo huyendo y sabes que vas a tener que afrontar. Siempre llama a
la puerta, siempre vuelve en otro lugar, con otra cara, en otras
circunstancias, pero lo ves y reconoces, sabes que es lo mismo, otra
vez… Que reaparece esperando que ahora, que has descubierto que
eres capaz, sepas comprender qué significa y tomes la decisión de
fundirte con la vida, que aceptes, que bailes con la incertidumbre y
te des cuenta que has estado huyendo de tu premio, de tu paz, de ti…