¿Acaso todavía creemos que hay tan solo una crisis económica?
¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN REALIDAD?
Si indagamos y afinamos la intuición, podemos afirmar que
una formidable expansión de consciencia está aconteciendo en el ser humano de
nuestro tiempo. Se trata de una “ampliación” que conlleva la retirada de los viejos
modelos y la progresiva aparición de lo Nuevo. Y todo esto, al igual que el
nacimiento de un bebé o el baile hormonal de la adolescencia, supone una
revolución de dimensiones sumergidas e insospechadas.
Sucede que la alarma televisiva que vemos en la economía
no refleja más que la punta de un iceberg. La montaña de gráficos a la baja que
está apareciendo ante una gafa humana que tan solo interviene en los numeritos
del dinero, no es la causa sino más bien el efecto, o más bien la manifestación
de la caída de una vieja forma de ver y vivir la vida.
Lo que en realidad sucede en este siglo XXI es más hondo,
es más hondo porque afecta al desprendimiento de nuestra vieja identidad. Una
identidad asociada al patriarcado, al predominio del pensamiento y del control,
a la búsqueda de una seguridad efímera en la razón y el dinero, al apego al
placer y la huida del dolor como rumbo existencial, y a la preeminencia de la
imagen superficial como sucedáneo de la esencia.
La crisis se asemeja a esos segundos claves que atraviesa
un trapecista cuando tras soltar el trapecio, recorre el espacio en atención
total, hasta llegar a prenderse del nuevo. Un hecho que recuerda el “SOLTAR LO
VIEJO SIN QUE LO NUEVO HAYA LLEGADO AÚN”
Y sucede que, al rendir culto a las superficies
inherentes a este modelo puramente mercantil, y no mirar más adentro, es decir
hasta el corazón, las soluciones de esta crisis se limitan tan solo al área
económica. En realidad, la visión parcial del homo económicus gira en torno a
recortar gastos, ajustar presupuestos, promover fusiones, modificar relaciones
laborales, proteger la Bolsa…
Sin embargo, poco espacio le concedemos al retiro indagador del ¿qué está
pasando en realidad?, ¿acaso está ansiosa presión de amenaza y pérdida, no es
otra cosa que el reflejo de un suceso mayor que el ser humano más consciente,
puede intuir y comprender?
¿Y qué significa la mencionada expansión de consciencia?
Significa un incremento imparable del “DARSE CUENTA”, un
desarrollo del testigo observador, una naciente capacidad de atestiguar en cada
instante hasta los propios pensamientos.
Significa un actuar desde el sentir, un sentir que brota
tras reconocer e integrar las propias sensaciones, emociones y pensamientos.
Todo ello desde una consciencia que se parece más al espíritu, a un “algo”
inefable que ES muy dentro de uno mismo, tan divino y trascendente que deja
atrás la moral, que suspende los juicios y que a su vez barre las viejas culpas
sin eludir responsabilidad ni aprendizaje.
Significa un trascender la mente pensante y reconocerse
en una identidad transpersonal como infinitud y océano de consciencia,
reconocerse como un YO que tiene un cuerpo y una mente, pero que no es ese
cuerpo ni esa mente.
Significa soltar identificaciones con todo lo que cambia,
a excepción del observador de lo que cambia. Significa vivirse en el ahora
confiando sin grietas en la benevolencia universal, significa asimismo
reconocer la Inteligencia Una que mueve átomos y galaxias, incluidas todas las
partículas que movilizan nuestros pensamientos. Significa, por último,
reconocerse en el silencio de lo profundo como amor y paz sin causa ni objeto.
¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO?
Sucede que el ser humano está despertando. y que una
nueva aristocracia está inspirando al mundo. Una aristocracia que ya no está
conformada por los llamados “nobles” ni por los burgueses de mayor poder
económico, en realidad la conforman los que están tomando consciencia, la
conforman hombres y mujeres que se han dado cuenta y ya no juegan a lo mismo,
hombres y mujeres anónimos que están atravesando crisis tras crisis, tratando
de intuir en la oscuridad la llegada de ese nuevo tiempo que, inequívoco y
preciso, se acerca veloz en la aparente oscuridad del momento presente.
¿SOMOS CAPACES DE INTUIR, EL AROMA DE LO NUEVO?
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