¿TODO EL QUE LA SIGUE LA CONSIGUE?
Perseguir nuestros sueños, aprender a levantarse cada vez que caemos, no dejar de luchar por lo que queremos y no rendirnos. Todo esto forma parte de nuestra cultura, nos da fuerzas y nos hace seguir nuestro camino. También es bueno que a veces nos digan que conocer los límites de cada uno nos va a dar paz y que a veces, cambiando las rutas podremos encontrar y llegar, aunque por un recorrido distinto, a la misma meta.
“Quien la sigue la consigue”, seguro que hemos oído esto en diversas ocasiones a lo largo de nuestras vidas y a veces persistir mucho tiempo nos lleva a desgastarnos por dentro, pagando un precio demasiado alto por el rendimiento de nuestro esfuerzo. Con esto me refiero tanto a unas oposiciones, a un trabajo, a nuevos proyectos, a nuevas relaciones o nuevos destinos… da igual cuál sea la meta.
¿Cuándo parar? Cuando sintamos
que ya no visualizamos el destino final y que solo trabajamos por
mecanismos automáticos que vamos adquiriendo es hora de parar, de
definir nuevas vías y volver a vislumbrar nuevamente mi
objetivo. Si
conseguimos no perder de vista lo que queremos, daremos sentido a
nuestro esfuerzo
y se convertirá en un reto,
un reto que de vez en cuando necesitará una evaluación para
comprobar si lo que estoy haciendo ahora me acerca a donde quiero
estar en un futuro.
¿Que pasará si no lo consigo?
¿Que ocurrirá si siento que no puedo seguir? Intentemos no ver las metas solo como objetivos finales/totales, aprender a apreciar el camino que nos conduce a ellos y valorar todo lo que se aprende será una forma de ir paso a paso, disfrutando y sacando partido a cada eslabón que unimos en la cadena. Relajará la ansiedad por querer llegar más rápido al final y nos otorgará un espacio para evolucionar en cada uno de los pasos que demos.
¿Que pasará si no lo consigo?
¿Que ocurrirá si siento que no puedo seguir? Intentemos no ver las metas solo como objetivos finales/totales, aprender a apreciar el camino que nos conduce a ellos y valorar todo lo que se aprende será una forma de ir paso a paso, disfrutando y sacando partido a cada eslabón que unimos en la cadena. Relajará la ansiedad por querer llegar más rápido al final y nos otorgará un espacio para evolucionar en cada uno de los pasos que demos.
“Una
retirada a tiempo es una victoria”
-Napoleón
Bonaparte-
Sentir que hemos fracasado ocurrirá si tenemos en mente únicamente la meta final, si no hemos conseguido ver todo lo que hemos avanzado desde el principio o lo que vamos aprendiendo cada día que pasa.
Cada decisión que tomamos, cada opción que elegimos nos llevan a definir quiénes somos y donde nos encontramos. Mi objetivo será aprender a ver que no solo se trata de la cima de la montaña, sino de cómo la escalamos y dónde ponemos cada pie. Podemos resbalar en un instante, llegar hasta arriba requiere una gran cantidad de tiempo.
Hacerlo bien no bastará, sino poner lo mejor de mí
Si conseguimos dar lo mejor de nosotros, si conseguimos poner todas nuestras ganas y esforzarnos al máximo no podremos sentir que hemos perdido. No podremos ver un fracaso porque quien da lo mejor de sí mismo no puede reprocharse nada. Quedarnos satisfechos con nuestro trabajo nos hace sentir plenos y completos interiormente, si luego lo de fuera no ha salido al menos nos quedará esa energía para insistir o buscar un nuevo objetivo.
“No compitas con nadie, no tienes que demostrar nada a nadie, no tienes que llegar a donde otro llegó, sólo superar tus propios límites. Sé la mejor versión de ti mismo”
Esfuérzate cada día por ser la mejor versión de ti mismo. Plantéate si donde estás ahora te acerca a donde quieres estar mañana y, por supuesto, disfruta cada pequeño paso. Por último, no olvides valórarte y refuérzate cada vez que puedas: esta es una tarea que no siempre los demás harán por ti..
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