TE
INVITO
Te invito a mi vida. Sin más
pretensión que unas risas y unos ratos sin prisa ni agenda. Sin más
necesidad que la de un trago largo o una charla que no se acabe
nunca… Un silencio tan rotundo que nos permita mirarnos y
encontrarnos la cara y las pupilas… Una habitación llena de luz y
de música… Una maleta vacía de agobios y de culpas… Un mapa sin
destino ni más ruta que las palabras y las miradas.
No
es para quedarse y ni para irse, es para estar mientras estás y
notar mientras pasa, pase lo que pase… Un café o una vida. Sin
etiquetas ni consignas. Un momento o una eternidad contenida en una
caída de párpados o un abrazo sostenido, cálido, cíclico, un
suspiro desbocado…
Te
invito a dejar pasar trenes que llevan al ruido y engullen la nada
que nos rodea convirtiéndose en nada inmensa… Y a bailar melodías
que sólo nosotros podremos escuchar. A ver como las olas mueren sin
parar mientras un viento dulce nos besa la nuca y nos salpica de
sal.
Te
invito a vivir en mis entrañas cinco minutos, para que veas que ya
no oculto nada y todos mis miedos se han vuelto diminutos,
asequibles, remotos, pálidos, huérfanos de esperanza… Para
mecernos en la tarde más triste y bailar en la noche más oscura si
un día hace falta. Para que la mesa siempre esté puesta por si
viene a cenar la fantasía y la ventana abierta para que entre la
brisa y se vaya la mala sombra y las miradas rancias.
Te invito a ser feliz ahora sin esperar nada, sin apegarse a nada, sin hacer más planes que hasta el final de este día que se nos podría escapar mientras pensamos en un futuro irreverente que jamás será como nosotros decidamos.
Te invito a ser feliz ahora sin esperar nada, sin apegarse a nada, sin hacer más planes que hasta el final de este día que se nos podría escapar mientras pensamos en un futuro irreverente que jamás será como nosotros decidamos.
Te
invito a sacarnos las púas y las escamas. A contar pecas y ver pasar
peces muertos que nos recriminan que vamos en sentido contrario
mientras tragan y lloran, mientras cuentan historias injustas y se
quejan porque no saben decir no mientras no se callan. Para ver
desfilar a los se alimentan de rutina y disfrazarnos de personas
normales mientras por las costuras se nos escapa la risa y se nos ve
el truco y la artimaña.
Te
invito a construir un mundo paralelo y alzar un puente que cada día
nos lleve a la realidad más absurda, para que podamos verla y
conocerla y volver siempre justo antes de que nos salgan raíces…
Antes de que la calabaza se nos convierta en carroza y descubramos
que le dimos la vuelta al cuento.
Te
invito a sentir que existes y perderte en las cosas más diminutas,
en los detalles y las mareas, en las moscas que vuelan buscando dónde
posarse y los vecinos que abren sus vidas al patio de luces,
hambrientos de batalla, que se miran y no se reconocen. Te invito a
contar baldosas mientras me dices que te gusta mi nuevo peinado sin
peinar y a bajar una parada antes para no perdernos el paisaje que ya
conocemos pero que sin ninguna duda cambia cuando nuestros ojos se
pierden en él.
Te
invito a no ignorar quiénes somos y perdernos en el amanecer más
hermoso y compartirlo.
Sólo por verlo y saber que es nuestro, que es tan nuestro que ya no
volveremos a verlo igual jamás pero no nos importa porque de tanto
amarlo se nos quedó dentro.
Te
invito a mi vida un rato o un siglo. No importa, son lo mismo si no
se saben vivir. Se confunden si mientras estás, la cabeza te ronda
por otras calles y surca otras vidas que todavía no alcanzas. Si
mientras ocupas el espacio, vives un simulacro de vida con el
pensamiento.
Te
invito a mi vida sin desesperarnos ni buscarnos. Sin mirar relojes,
ni poner cadenas ni condenas, ni puertas ni cerrojos, tan sólo
cortinas de estrellas.
Te
invito a abrazos largos y despedidas cortas. Noches
encendidas. Mañanas sin desuso y viernes sin perspectiva de fin de
semana… Te invito a lunes sin rutina y conversaciones sin tregua,
sin sentido, sin remordimiento, sin culpa, sin nada que ate a nada.
Sin más monotonía que vernos las caras y descubrir que ya no somos
los mismos pero nos parecemos cada día más a nosotros mismos. Te
invito a no dejar nunca de ser mientras estás conmigo y dejarme
vivir en mi esencia más salvaje sin buscar razones ni porqués.
Te
invito a volar y caer. A renunciar a estar en todas partes y
controlar todas las bestias. A estar presente en tu vida y bailar en
la mía sin arañar la pista…
A
caminar por todas las esquinas sin esperar nada en ellas…
A
dejar que la vida te sorprenda y a celebrar antes de la fecha porque
más que nada concreto celebramos la vida…
Te
invito a conocerte en mis miedos y aceptarte a través de mis
miserias. A verte en mí y saber que el azar nos puso juntos porque
no es azar y todas las locuras tienen sentido. Te invito a husmear en
el cajón de mis sueños sin lazo y a besar mis sombras, a comprender
por qué me perdí durante cien años y me reencontré vagando en un
planeta sin luna, sin sol y sin sentido… A vaciar mi armario de
monstruos y tirar la ropa que ya no viste mi vida, ni mis ganas, ni
mis rezos. Te invito a prender fuego conmigo a los recuerdos que más
me queman y a acariciar mis cicatrices más profundas con tus
palabras más dulces.
Te
invito a cantarme una nana si quieres para que me duerma. A contarme
cuentos para que me quite los complejos y me afloje las costuras. Si
quieres… Si no, nunca pasará nada. No habrá tempestad ni
reproche, no habrá obligaciones ni jaulas… Nunca
te encerraré en mí para que no te quede mas norte que mi norte y te
pierdas y dejes de ser lo que amas…
Te
invito a hablar en alguna lengua extraña que nos ayude a comprender
que lo único que necesitamos está escrito en nuestros ojos… Para
que recordemos que no hay más frontera que nuestra piel ni patria
que esta noche.
Te
invito a pasarte por mi pasado y compartir pensamientos rotos y
emociones desbocadas. A reírte conmigo de mis inseguridades y
compartir las tuyas… A ser tan tú que no notes que no estoy… Me
invito a ser tan yo que si no estás no importe, aunque cuente las
horas para que vuelvas. Hasta que el amor no nos quepa y tengamos que
dejarlo marchar, soltarlo… Y que sepamos su verdad si vuelve y
llama a la puerta.
Te
invito a este amor sin ataduras ni consignas, sin reproches ni
dependencias… Sin
más meta que el propio existir y sentir… Sin más obligación que
la de ser auténtico… Sin más futuro que este preciso momento.
A
esos amores libres que no amarran ni esclavizan… Los que no buscan
completar nada sino compartir… Los que no son de cuento sino de una
realidad distinta, que no te vuelven loco sino que te dejan ser tú…
Mercè Roura
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