A
MIL KILOMETROS DE TI
Mírate. No te miras nunca y no te ves… No como realmente eres. No ves en ti lo que otros buscan y ni siquiera sabes lo que buscas tú. No dejas de medirte y pesarte, cuando en realidad, eres inmenso y no tienes límites… Te miras a través de los ojos ciegos de aquellos que no saben ver y te pones precio a la baja… Como si tu valor pudiera medirse o tasarse…
¿Por
qué siempre hablas de lo que te falta?
¿Por
qué no ves lo mucho que brillas y lo que aportas? ¿Por qué cuando
te buscas en los espejos sueñas con encontrar a otra persona si la
que te aguarda allí es perfecta? ¿A qué esperas para valorarla? ¿A
qué envejezca tanto que luego te duela no haber amado su juventud?
¿A que se enfade tanto contigo por repudiarla que ya no sea capaz de
mirarte ella a ti?
¿Por
qué no te das cuenta de una vez por todas de que has llegado a ese
punto del camino donde ya no necesitas explicarte ni demostrarte
nada? ese lugar donde ya no hay más meta que ser tú en libertad…
No
más excusas ni lamentos. No más buscar historias que sirvan de
coartada para esconder imperfecciones que quieres que permanezcan
ocultas… No hay nada en ti que no merezca ver la luz… No hay nada
en ti que deba esconderse o de lo que puedas avergonzarte.
No
más decir que no a lo que deseas porque asumes que no darás la
talla.
Sueña
pero por soñar no dejes de ver lo que ya has conseguido, lo que está
en ti y puedes compartir con los demás, lo que no muestras y tiene
un valor incalculable…
¿Y
si dejas de buscar y te concentras en lo que ya eres?
En lo que ves, en lo que crees que tienes aunque sea efímero y
pasajero… En lo que sientes y notas, en lo que te rodea… ¿Y si
resulta que lo que quieres ya está en ti y no lo ves porque no paras
ni un instante para sentirlo y notarlo? ¿Y si la belleza que crees
necesitar desesperadamente ya está aquí y te invade sin darte
cuenta porque has cerrado los ojos, la mente, el alma?
Tal
vez podrías usar los sentidos más allá de lo habitual y pasar los
límites, ver dónde veías y oler lo que no has conseguido oler
nunca… Notar lo que habitualmente no notas, acariciar lo que
normalmente tocas sin ganas porque no ves su valor… Tal vez la vida
ya te ha dado ese gran tesoro y lo estás buscándolo a mil
kilómetros de ti mismo… Tal vez miras tanto al cielo que nos has
visto que ya estás en la cima, que tus pies se han despegado de la
tierra y vuelas…
Obsérvate.
Para, para verte. Detente a contemplar cómo todo se mueve y late,
cómo baila la vida en movimiento, con qué cadencia se agita el
mundo que te rodea… Cómo respiras y te llenas de vida…
Eres
inmenso.
Impregnas el aire con tu entusiasmo cuando dejas que en ti habite ese
entusiasmo. Cuando te levantas por la mañana y envías las
preocupaciones al cajón del olvido y decides creer que todo irá
bien. Y vas por la calle cruzando la vista con un montón de personas
que repiten en susurros sus miedos y suplican lo mismo que tú… Tal
vez ellos tampoco se han dado cuenta que ya son lo que quieren. Ya
son lo que sueñan pero se miran con los ojos del que pide y no del
que da, con el ánimo del que busca y no del que encuentra, con la
obsesión del que necesita y no del que sabe que merece.
¿Y
si decides acurrucarte en este momento preciso y vivirlo sin pensar
en nada más? Sin
notar nada más que el aire que entra en tu pecho y el viento que
acaricia tu cara… Nada más que la sensación de estar en este
ahora y apurarlo sabiendo que se termina y ya no existe, que cuando
acabes de leer esto será tu pasado y podrás recordarlo feliz porque
sabrás que fue tuyo por completo.
¿Por
qué no eres tuyo por completo? ¿Por qué tienes la mente en mañana
y los pies en anteayer? ¿Por qué buceas en lo que no te gusta de ti
ni del mundo y no te centras en lo que te hace brillar? ¿Por qué
hablas mal de otros y te olvidas de hablarte bien a ti?
Contempla
lo que eres… Un
ser por escribir su historia, pendiente de todo menos de él…
Ignorando que puede, que sueña, que llegado el momento sabrá qué
debe hacer… Que hay un algo maravilloso a punto de suceder y va a
pillarlo con un pensamiento triste y amargo en la boca, masticando
quejas y los ojos perdido en lugar de hambrientos… Lo que esperas…
Lo que sueñas te ronda y va a encontrarte a mil kilómetros de ti…
Y vas a perderte el latido único de encontrarte contigo y notar
que estás,
que eres, que has llegado a ti después de un largo viaje.
Mercè
Roura
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