29.6.16

Enseñar a sumar contando estrellas, multiplicar sólo las cosas bellas

DEL ETERNO APRENDER

Más que enseñar, el hombre siempre aprende
del enigma de todo lo creado,
aprende a comprender cuando comprende
que nada es aquel que no ha soñado.

Quien no sabe que el mundo es un misterio
que nadie ha descifrado todavía,
nunca se librará del cautiverio
de no saber jamás que no sabía.

Quiere el hombre saber más que Dios mismo,
nada puede enseñar quien nada sabe,
no ve el espejo quien ve el espejismo,
no abre la puerta quien no tiene llave.

Ser uno mismo es la primera cosa
para enseñar sin caer en el vacío.
La rosa sólo quiere ser la rosa,
el río sólo quiere ser el río.

Enseñar a sumar contando estrellas,
restar el mal del corazón falsario,
multiplicar sólo las cosas bellas,
repartir nuestro sueño libertario.

Enseñar a ser libre es lo más bello,
aunque parezca nuestro sueño vano,
que nadie lleve un yugo sobre el cuello,
que nadie acepte el yugo del tirano.

Leer el libro de la naturaleza,
escribir en las páginas del viento,
compartir el amor y la belleza,
y ser libres en cada pensamiento.

Que sea humilde nuestra humana obra
porque este mundo nunca será nuestro,
que en ese espejo en el que nada sobra
se pueda ver la obra del maestro.

Y poco más. Usar bien el idioma
para poder decir lo que se aprende,
y dejarse embriagar por el aroma
de la vida, que siempre nos sorprende.

Quizá algún día, cuando ya no estemos,
y alguien lea al azar esta poesía,
pueda aprender que sólo si aprendemos
alcanzaremos la sabiduría.


ANTONIO CASARES

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