26.11.21

Todo pasará y pasará incluso más rápido de lo que querríamos. Lo bueno y lo malo.

LO EFÍMERO DE LA VIDA

Vivimos tiempos diferentes. Todo ha cambiado. Nosotros hemos cambiado. Nuestros ojos miran diferente. Nuestros oídos oyen otras cosas.

En lo malo siempre hay algo bueno. En lo imposible, algo posible. En el gozo, alguna amargura; en la luz, muchas sombras.

Nada es lo que parece. Nada es permanente. Todo cambia. No somos los mismos ni al minuto siguiente de leer esto. No somos los de ayer. Ni los de hace unos años. Tampoco los de mañana. Por eso no aventuremos lo que vamos hacer, lo que seremos, lo que pasará.

Nuestra mente se ha enfocado en otros puntos y aquello que tanto nos hemos empeñado en desterrar de la vida, aflora con su mensaje más poderoso: la transitoriedad de la existencia, su brevedad, su carácter eminentemente efímero y su inmediatez.

En cualquier momento y de cualquier forma, podemos perder la vida. Nos encontramos de pronto con la gran ocultación de estas sociedades: la muerte.

Siento y creo que en todos nosotros hay un alma pura; una energía inconmensurable que tiende al equilibrio, a la honestidad y la bondad. Sigo confiando en el ser humano, por muchas tortas que me de la vida.

Separo el actor de la comedia y el observador del protagonista. Hemos venido a interpretar un papel; el nuestro, el de cada uno. Aquel que le es más útil al alma y a su evolución.

No lo recordamos. Olvidamos el compromiso con nosotros mismos que hemos hecho antes de experimentar esta vida. Lo olvidamos todo porque de otra forma nunca actuaríamos como lo hacemos. Nunca tendríamos la oportunidad de volver a equivocarnos, de construir sobre lo que ya fuimos o de crecer más allá de lo que creemos ser.

Cuando alguien se comporta de forma detestable, veo al personaje. Al papel que está haciendo aún sin saberlo; veo su pasado, los dolores que lleva impresos en su ADN, lo víctima que fue de otras víctimas, quizás. Y por eso es fácil que llegue al perdón mediante la comprensión.

Conocer facilita el camino hacia la compasión, por los otros o por uno mismo. En definitiva, también somos un personaje con un papel en este escenario de la vida. Todo pasará y pasará incluso más rápido de lo que querríamos. Todo tendrá un final. Lo bueno y lo malo. Lo que interpretamos, lo que sabemos o lo que creemos saber.

Lo importante es saber conectar con lo que no es aparente, con aquello que hemos olvidado al nacer. Si logramos hacerlo alguna vez entonces estaremos más cerca de quien creemos que es nuestro adversario de lo que podemos creer nunca.

Más cerca de todo lo que amamos y ni siquiera lo sabemos.

Más cerca de nuestro ser limpio y poderoso sin emplear para ello ni egoísmos, ni orgullos, ni apegos, ni dependencias.

En ese final, habrá recompensa. Estará esperándonos la verdad. La única de la que ya no podremos evadirnos, hayamos sido como hayamos sido.

Y en el encuentro del actor con su director descubriremos la verdadera razón de la existencia y entonces lo entenderemos y no necesitaremos razones, ni explicaciones, ni los porqué sin aclarar, ni puertas cerradas, ni habitáculos sin techo.

Entonces, nuestra alma encontrará la paz que merece y que, sin saberlo, tanto busca de miles de formas.

Entonces tú y yo seremos uno. Y todo estará explicado.

Lo imposible lleva dentro lo posible. No lo olvides

http://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2021/11/lo-efimero-de-la-vida.html

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