5.1.24

Nuestra libertad radica en que podemos decidir qué haremos con lo que nos suceda

VIVIR EN LIBERTAD ¿SOMOS LIBRES?

Solamente la verdad os hará libres

Solo hay un camino hacia la verdad: el conocimiento. A mayor grado de conocimiento, mayor grado de libertad. Es decir, nuestra libertad, siempre está limitada por nuestro conocimiento de todo lo que nos rodea y de nosotros mismos.

Somos realmente libres en una sociedad, donde cada vez los poderes establecidos, sin que seamos conscientes, nos van quitando la libertad de una forma muy sutil. Esa esclavitud cada día mayor, tras la promesa de que lo que hacen es: “lo mejor para nosotros”.

“Libertad es la capacidad de elección por nosotros mismos”

¿Dónde está escondida la llave de nuestra libertad? Quizás en nuestra mente. ¿Cómo podemos ser libres? Quizás si nos atrevemos a serlo, si nos atrevemos a elegir en cada momento, siendo conscientes que habrá siempre algo que dejemos atrás

La libertad no es hacer siempre lo que queremos, sino decidir qué hacer con lo que nos sucede y así ser autores de nuestra propia vida

En la película Matrix, el personaje que se hace llamar Morfeo parece comportarse como una especie de guía espiritual del futuro. Así despierta al joven Neo de la ilusión en que ha estado viviendo. Neo está destinado a liberar la raza humana, pero para ello deberá comprender lo que Morfeo le dice

Has sido criado en una prisión que no puedes ver, ni oler, ni tocar. Una prisión para tu mente. 

Podríamos decir que a la mayoría de nosotros nos ocurre algo similar, vivimos limitados por una prisión para la mente, no sufrimos cadenas ni barrotes que nos detengan y sin embargo muchas veces nos sentimos atrapados acorralados privados de nuestra libertad.

Encerrados en una prisión que nosotros mismos hemos construido o que hemos dejado construir a nuestro alrededor, pero:

¿En qué consiste esta prisión?

¿De qué ilusión debemos despertar para poder alcanzar nuestra libertad?

Creo que la primera ilusión que debemos reconocer como tal si aspiramos a la libertad es esa idea que se nos dice una y otra vez a lo largo de nuestra vida y que hemos acabado por creer “tú no eres libre” “no eres libre y nunca lo serás, eres un esclavo, eres insignificante” y quienes apoyan esta visión nos argumentan con todas aquellas cosas que nos limitan “mira todas las fuerzas poderosas con las que te enfrentas los gobiernos, el sistema, el azar, el destino

¿Qué libertad puedes tener en medio de todo esto?

Estos argumentos son tentadores pues nos dan una salida fácil para culpar a otros o al mundo de las dificultades de nuestra vida.

Bien aquí hay algo que no podemos obviar. El entorno, lo que ocurre a nuestro alrededor y lo que nos ocurre a nosotros mismos, nos limita es cierto, pero estar limitados no nos convierte en esclavos porque recuerden que Ser libre no implica poder hacer lo que me plazca sino poder decidir entre decir sí o decir no

Nadie puede decidir lo que sucede. Nadie es capaz de controlar las voluntades de los otros, ni de predecir las situaciones en que nos encontramos, ni siquiera podemos elegir el resultado final de nuestras acciones y aquí volvemos a lo del principio

Nuestra libertad radica en que podemos decidir qué haremos con lo que nos suceda

¿Y qué ocurre cuando confundimos limitaciones, dificultades o imposibilidades con falta de libertad?

Pues caemos en uno de dos lugares opuestos, pero igualmente peligrosos

El primero de esos peligros es el de concluir que, puesto que es imposible hacer todo lo que quiero, entonces no puedo ser libre, así me resignaré a lo que la vida me depare, abandonaré cualquier búsqueda de autonomía, y me someteré a los designios de todo aquello que considere más grande que yo

El segundo peligro de creer que ser libre es hacer lo que me plazca, el de por levantar la bandera de la libertad caer en una rebeldía indiscriminada “quiero ser libre y entonces no aceptaré ningún condicionamiento, ningún límite, ninguna regla”

Ni el gobierno ni la sociedad, ni nadie me dirá lo que puedo y lo que no puedo hacer, soy libre y hago lo que se me antoja. Quien razona así se convierte en alguien que desestima todo argumento social y se desentiende de las consecuencias de sus actos, lo que conduce a sentirse excluido y no solo eso, sino que de esta manera se termina siendo tan esclavo como en el caso anterior, solo que es un esclavo “en espejo”, obligado siempre a llevar la contraria, a oponerse a todo o a casi todo

Resumiendo, hay dos maneras de perder nuestra libertad como personas: resignarse a decir siempre que sí a lo que nos depara la vida o forzarse a decir siempre no

Pero la libertad se trata justamente de poder elegir cuando decir una u otra cosa

Asumir las consecuencias

Y por supuesto elegir tiene consecuencias

¿Y a que me refiero cuando digo que elegir tiene consecuencias? pues que, al elegir, abrimos algunas puertas, pero irremediablemente cerramos otras

No es posible elegir y al mismo tiempo seguir teniendo disponibles todas las opciones, decidirse por algo implica renunciar a muchas otras cosas

En ocasiones, nuestras elecciones pueden no ser del agrado de alguien a quien queremos o respetamos particularmente o pueden ir en contra de lo aceptado por la mayoría de la sociedad

Eso no implica que no seamos libres de elegir de todas maneras

Tendremos que soportar después el disgusto de esa persona o la mirada reprobatoria de la sociedad, pero siempre es posible hacerlo. Es cierto que a veces las consecuencias que la sociedad impone a algunas elecciones son difíciles de sobrellevar

Sostener con convicción una opción impopular, mostrar abiertamente ciertas preferencias o críticas a quienes utilizan el poder para sus intereses mezquinos son actos que requieren cierto coraje

El verdadero uso de la libertad necesita siempre de una dosis mayor o menor de valentía porque implica aceptar las consecuencias de nuestras acciones

La idea de que sería posible decidir sin consecuencias (o solo con las consecuencias que me agradan) es otra ilusión de la que habría que despertar

Si no estamos dispuestos a aceptar lo que nuestros actos conllevan, siempre nos quedaremos dentro de la prisión lamentándonos.

Ejercer la libertad

Salir de la prisión y enfrentarse con la libertad puede producir temor. Puede uno sentirse abrumado por la idea de tener que cargar con el peso tremendo de la responsabilidad por la propia vida

Creo que este peso se vuelve tremendo cuando confundimos responsabilidad con culpa, cuando creemos que entonces somos culpables de todo lo malo que nos suceda. La culpa mira hacia atrás y se pregunta ¿qué hice para que me suceda esto? y no lleva más que la necesidad de castigo

La responsabilidad en cambio mira, hacia delante, se dice “con esto que me sucede ¿qué haré? no es una carga insoportable sino un peso que puede levantarse día a día es más creo que es un peso saludable, un peso que nos hace mantener los pies sobre la tierra y evita que la vida se vuelva demasiado liviana

Sin responsabilidades podríamos ser llevados (como un globo por el viento) por la liviandad “de todo da lo mismo”

Hay quienes sostienen esa postura que todo da igual, que, a fin de cuentas, nadie sabe qué producirán sus acciones y por ello más vale despreocuparse si te encuentras frente a un dilema y acabas pidiéndole consejo a una de estas personas, quizás te conteste (o por lo menos piense) ¿qué más da? si moriremos de todos modos ¿qué diferencia hay?

Creen que equiparar todo los libera, pero pasan de estar encerrados a estar perdidos en medio de un páramo desolado

No, justamente porque no todo da lo mismo, justamente porque las elecciones, tienen consecuencias, justamente porque las decisiones tienen un peso, es por lo que la libertad es tan importante. Tener tanto poder (aunque sea sobre uno mismo) da miedo, da vértigo

No hace falta esperar a que los miedos desaparezcan para ejercer la libertad “aunque tengas miedo hazlo igual” el coraje consiste en eso

Decidir depende de nosotros

Si despertamos de estas ilusiones, si comprendemos que tenemos la posibilidad de la libertad, que, más allá de las presiones y las dificultades que el mundo nos impone, la capacidad de  decidir reside en nosotros, podremos salir de aquella “prisión para la mente“ y ampliar nuestros horizontes

Animarnos a dar un paso más allá. Si aceptamos que no todo da igual y nos hacemos cargo de las consecuencias de nuestros actos, si a partir del amor por nosotros mismos obtenemos el coraje para ir en la dirección que señalan nuestros deseos, comprenderemos que en el ejercicio de la libertad nos va la vida (la que queramos vivir)

Porque al hacerlo iremos moldeando el mundo que nos rodea de una manera única pero también nos estaremos inventando a nosotros mismos construyendo quienes queremos ser 

Tres llaves para ser libres

Hay sutiles cerraduras que limitan nuestra libertad personal

1.- la educación recibida,

2.- el pensamiento rutinario

3.- la dependencia emocional, que de nosotros depende abrirlas

“El hombre está condenado a ser libre” Jean-Paul Sastre

“Si quieres ser un auténtico buscador de la verdad es necesario que al menos una vez en tu vida dudes en la medida de lo posible de todas las cosas”. Rene Descartes

“La diferencia entre un héroe y un cobarde es que el héroe es quien controla su miedo, el cobarde, sin embargo, es el controlado por su miedo” “No existe la libertad sino la búsqueda de la libertad y esa búsqueda es la que nos hace libres”  Carlos Fuentes, escritor mejicano

Las ataduras más fuertes, sin embargo, son las emociones, cadenas íntimas que oprimen el propio corazón, nuestros gustos, nuestros deseos, nuestros odios y nuestros temores.

Estamos ligados con lazos fortísimos a las cosas y a las personas que consideramos nuestras.

Incluso nuestra queridísima imagen social, esa que depende de las opiniones de los demás.

Y también a aquellas cosas que no tenemos pero que nos gustaría tener y que enganchan nuestro corazón desde lejos como un pescador con su anzuelo.

https://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2023/12/vivir-en-libertad-somos-libres.html 

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