14.2.24

Un placer basado en la tranquilidad y la moderación es el fin último de la vida

¿QUÉ ES EL EPICUREÍSMO?             

El epicureísmo representa un modo de vida centrado en la búsqueda de la felicidad y el placer. Esta filosofía de la Antigua Grecia, ofrece una perspectiva única sobre cómo alcanzar una existencia plena y serena. Además, nos enseña a valorar los placeres sencillos y a evitar el sufrimiento innecesario.

La relevancia de este pensamiento trasciende su contexto histórico, al ofrecer lecciones valiosas para el ser humano contemporáneo. A lo largo de este artículo, descubriremos cómo sus enseñanzas aún son esenciales y transformadoras en nuestra era.

La filosofía de Epicuro de Samos surgió en la Grecia del siglo IV a. C. Se desarrolló en un entorno rural, en contacto con la naturaleza, donde se debatía sobre la vida y la felicidad. La escuela fue conocida como «el jardín»; allí el cultivo de plantas y hortalizas se mezclaba con las discusiones filosóficas, en un clima de amistad y compañerismo.

La idea central es que el placer es el fin último de la vida. Pero, a diferencia de lo que muchos piensan, Epicuro promovía un placer sutil, alejado de los excesos, con base en la tranquilidad y la moderación. En ese sentido, el dolor y el miedo son los mayores obstáculos para la felicidad; su filosofía se enfoca en minimizar estas emociones negativas, al buscar una vida de serenidad y contentamiento.

Uno de los valores centrales de sus enseñanzas era la importancia de la amistad. Epicuro veía en las relaciones sólidas y el apoyo mutuo una fuente esencial de placer y satisfacción. Distintos a otras escuelas, como la Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles, los epicúreos aceptaban el ingreso de mujeres.

¿Qué propone el epicureísmo?

A esta corriente de pensamiento también se la considera un arte de vivir, dado que propone un camino hacia la paz interior, cualidad crucial para una vida plena. Además, se trata de una concentración fundamentada en una concepción hedonista de la felicidad, pero no en el sentido superficial o materialista. Y es que existe una diferencia entre el epicureísmo y el hedonismo en la actualidad.

Para Epicuro, la verdadera felicidad, se logra a través del placer genuino. El verdadero gozo no es una búsqueda descontrolada de sensaciones efímeras, sino un estado de ser que emerge de la tranquilidad mental y del bienestar corporal que resulta de vivir en armonía y equilibrio.

La clave para alcanzar esta condición de plenitud radica en liberar la mente de temores innecesarios y en encontrar satisfacción en las cosas simples y naturales de la vida.

En la filosofía el placer acompaña al conocimiento. Pues el goce no viene después del aprendizaje, sino que el aprendizaje y el goce son simultáneos. ~ Epicuro ~

La cura de las cuatro partes

La búsqueda de la felicidad propuesta por el epicureísmo puede resumirse en lo que Filomeno de Gadara denomina «la cura de las cuatro partes»: La aceptación de cuatro imperativos básicos propuestos por la escuela.

1. No temas a los dioses

Para Epicuro, los dioses existen no como entidades preocupadas por el destino humano o las vicisitudes del mundo terrenal, sino como seres inmortales y bienaventurados que viven en un  estado perpetuo de felicidad y satisfacción. Dada su naturaleza, los dioses no tienen interés en intervenir en los asuntos de los seres humanos. Por lo tanto, no hay razón para temerles o buscar su favor.

La ausencia de intervención divina en nuestras vidas no implica caos; más bien, es un llamado a reconocer y aceptar las limitaciones de nuestra naturaleza y a buscar el orden y la estabilidad por nuestros propios medios.

En última instancia, se enfatiza que, como seres humanos, tenemos la capacidad y la responsabilidad de gestionar nuestras vidas y enfrentar las dificultades sin depender de intervenciones divinas.

2. No te preocupes por la muerte

Los epicúreos abordan la cuestión de la muerte con una perspectiva reflexiva y consoladora, contraria a muchos temores humanos arraigados en lo desconocido. Para esta corriente, morir no es una experiencia que deba temerse, ya que dejamos de existir tanto en el plano físico como en el mundo espiritual.

La muerte se convierte en una privación, pero no en un estado de sufrimiento o angustia. Epicuro describe el alma como una entidad compuesta de átomos delicados que se dispersan cuando el cuerpo ya no puede mantenerlos unidos, lo que implica que al fallecer dejamos de ser.

Esta ausencia de conciencia después de morir significa que ni los vivos ni los muertos tienen una relación real o tangible con la muerte.

3. Lo bueno es fácil de conseguir

Epicuro sostiene que alcanzar el placer y la ausencia de dolor es más simple de lo que muchos piensan. Para él, hay ciertos deseos naturales y necesarios, como comer o beber, que son esenciales para nuestra supervivencia y bienestar. Estos deseos, al ser satisfechos, nos liberan del dolor y nos permiten vivir de modo pleno.

Sin embargo, también reconoce otros deseos naturales, como ciertos gustos, que, aunque agradables, no son esenciales y no contribuyen de manera significativa a nuestro bienestar general.

Es fundamental distinguir entre dichos deseos esenciales y los innecesarios. Si bien es vital satisfacer nuestras necesidades básicas, el apego excesivo a deseos no esenciales puede llevar a la insatisfacción y la infelicidad.

4. Lo terrible es fácil de soportar

Las experiencias dolorosas son pasajeras y, por lo general, breves en comparación con la duración de la vida. Epicuro afirmaba que incluso los dolores intensos no persisten de modo indefinido, y aquellos que son crónicos de manera rara son tan intensos como para ser insufribles.

Entonces, en cualquier situación adversa, sugiere que podemos encontrar alivio centrándonos en las experiencias placenteras o en anticipar momentos felices futuros.

En este sentido, el malestar físico puede ser contrarrestado por el placer mental que surge al recordar experiencias agradables pasadas o al imaginar momentos de felicidad venideros. De acuerdo con Epicuro, la capacidad de equilibrar y contrarrestar el dolor con el placer mental subraya la resiliencia inherente del ser humano y la naturaleza efímera de las aflicciones.

El sabio no siente más dolor cuando es torturado que cuando lo es su amigo, y morirá por él; porque si traiciona a su amigo, toda su vida se verá confundida y totalmente trastornada por falta de confianza. ~ Epicuro ~

Epicuro y el placer

Como hemos dicho, no debe confundirse la propuesta hedonista con la desmesura en los placeres sensoriales. Los seguidores del epicureísmo buscaban la felicidad a través de las más diversas formas de placer. La filosofía misma es vista como una fuente de felicidad, dado que no solo brinda conocimiento, sino que constituye una actividad reconfortante para quien la practica.

La amistad también se presenta como una cantera inagotable de donde se extraen los más nobles sentimientos. El apoyo mutuo y el compañerismo son vistos como elementos fundamentales para el desarrollo pleno del ser humano. No obstante, la amistad no tiene un rol instrumental, sino que cuando está madura, la satisfacción y los padecimientos de amigos se experimentan en carne propia.

Cabe reiterar que hay placeres del cuerpo y del alma. La creencia señala que los primeros se viven en el presente y abarcan sensaciones libres con respecto al dolor; mientras que los segundos implican procesos y estados mentales.

A su vez, dichos placeres, así como el sufrimiento, se relacionan con satisfacer los deseos o apetitos necesarios y naturales (abrigarse, comer, dormir, etc.), los no necesarios y naturales (amistades, satisfacción sexual, tecnología, etc.) y los que no son ni necesarios ni naturales (poder, dinero, fama, etc.). Esta corriente propone equilibrar los diferentes placeres, satisfaciendo los distintos apetitos.

Una antigua filosofía aplicable en la actualidad

Aunque esta filosofía se desarrolló hace muchos siglos, ha inspirado a varios pensadores en el desarrollo de sus sistemas. Desde autores medievales, hasta los modernos, encuentran cautivadores los planteamientos de Epicuro. Tanto Marx, interesado por las ideas atomistas, como John Stuart Mill y su desarrollo de los distintos tipos de placer, se han nutrido de esta milenaria corriente.

Muchas de las propuestas epicúreas pueden practicarse en el día a día. Al reflexionar sobre estas, es factible reconsiderar nuestras prioridades y valorar la serenidad, la amistad y el disfrute de los placeres simples. El epicureísmo no es solo una teoría filosófica, sino una guía práctica para una vida más plena y satisfactoria.

https://lamenteesmaravillosa.com/el-epicureismo-en-filosofia/   

 

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