6.11.14

No tienes que llegar a un lugar concreto, sino abrir un rincón de esperanza dentro de ti.

EL DON DE VIVIR COMO UNO QUIERE

En nosotros influye y vive la genética biológica y psicológica, el inconsciente colectivo y el ambiente en el que nos desenvolvemos. Si deseamos liberarnos o trasformar alguna de estas influencias, tenemos un apasionante trabajo de reconstrucción para llegar al lugar que nos corresponde, y al que sólo se accede desde la expansión de la conciencia. Porque ahora, de adultos, cuando lo que nos sucede, lo bueno y lo malo, ya depende de nosotros, y sobre todo de la actitud que tengamos ante las circunstancias que nos toca vivir, no es tiempo de quejarse de herencias emocionales, ni de solicitar permanentemente ayuda, como si aún fuéramos niños desvalidos.

Bajo lo que llegamos a ser desde el aprendizaje se encuentra nuestra más pura esencia, que espera a ser descubierta amable y responsablemente. Cada uno tiene que ir resolviendo lo que la vida le pone para seguir aprendiendo, y creo que ese afán de superación es el mejor modo de percibir lo gris como rosa, las dificultades como retos, las tristezas como puentes hacia la alegría.

Si aquello en lo que nos hemos convertido no nos satisface, hemos de recrear nuestra vida. Tenemos una fuerza interior innata potentísima, y es el momento de aplicarla, de soñar, de planificar y de hacer reales nuestros ideales. Y esto se logra a través del trabajo de las identidades que hemos ido aceptando y alimentando como únicas, y mediante la transformación de lo que nos provoca sufrimiento en gozo. Es posible adiestrar nuestra mente para llevar una vida feliz y aplicar en ello lo que nos van mostrando nuestras experiencias.


"El mundo es como es porque así deseamos que sea.
Sólo en la medida en que cambian nuestros deseos cambia el mundo.
Recibimos lo que pedimos". (Richard Bach)

En realidad, no tienes que llegar a un lugar concreto, sino abrir un rincón de esperanza dentro de ti. ¿Cuántas veces te has encontrado pensando aquello de «me gustaría desaparecer por un tiempo, retirarme a un monasterio o perderme en el monte»? Es tu conciencia la que te zarandea para avisarte de que ya es hora de que te ocupes de ti, de que te encuentres contigo y dejes de mirar fuera. Porque ese pensamiento no responde a un deseo de esfumarte, sino de imaginarte en un tranquilo entorno en el que, desde lo más hondo de ti, puedas experimentar el gozo de la libertad.

Y eso es muy posible, aun sin necesidad de apartarte del ruido. Comienza despacio; siente tu ingente fuerza interior, poco a poco. Llegará un momento en el que lo que pase ante tus ojos sea lo que quieres ver, por tu mente lo que deseas pensar y por tu corazón lo que te hace sentir bien. Ese estado de bienestar debe de ser lo que llaman consciencia o vida en la luz, que no está reservado sólo para unos elegidos, sino para todos los que eligen situarse en él.

No te asusten los cambios; sin darte cuenta, estás inmerso en ellos permanentemente y, a la vez, en la propia impermanencia de la vida. 

«Cada acto de creación es un acto de destrucción» dijo Pablo Picasso

Experimentarás una enorme necesidad de ampliar tus miras sobre lo que sabes que puedes llevar a cabo, y te enfocarás decididamente a emprender tu destino con la seguridad de que, a partir de ese momento, irás adquiriendo la sabiduría necesaria para que tu propósito vital se alimente y crezca. 

"La transformación es lo que sucede cuando el dolor de permanecer igual es mayor que el dolor de transformarse" Maestro Rav Berg


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