21.11.14

Vivir cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última.


EL DERECHO DE SOÑAR

¿Qué tal si deliramos por un ratito?

¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?

El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones.

La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador  ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor.

El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia 
y será tratado como la plancha o el lavarropas.

Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez 
que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir no más, 
como canta el pájaro sin saber que canta 
como juega el niño sin saber que juega.

En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar 
sino los que quieran cumplirlo.

Nadie vivirá para trabajar pero todos trabajaremos para vivir.


Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.

La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero.

La comida no será una mercancía ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos.

Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura porque no habrá niños de la calle.

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla 
y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.

La justicia y la libertad, hermanas siamesas, condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.

La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés y 
el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo.

La Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios
“amarás a la Naturaleza de la que formas parte”.

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.

Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar.

Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.

Seremos imperfectos porque 
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.

Pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido seremos capaces de 
vivir cada día como si fuera el primero y 
cada noche como si fuera la última.

 

 

EDUARDO GALEANO

Extracto de “EL DERECHO AL DELIRIO”

 


http://textosparalaindignacion.wordpress.com/2011/06/10/el-derecho-de-sonar-eduardo-galeano/



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