30.12.14

Cada día, cada mínimo espacio de tiempo de nuestras vidas, es la celebración de que estamos vivos.

LA VIDA ES FÁCIL Y TODOS LOS DÍAS SON FIESTA

La vida es fácil y todos los días son fiesta. Y no lo digo sólo por los gatos, que dicho sea de paso, viven de fábula. Sino por nuestras propias vidas. Cuando lo reflexionamos detenidamente es algo que parece obvio.
Pero si todavía no te has dado cuenta, ya puedes preguntarte por qué.
Porque los días no tienen nombre, más que los que nosotros les ponemos.
Y los años no tienen fechas, más que las que nosotros les ponemos.
Y si la vida te parece complicada no intentes buscar culpables fuera, porque la solución está en ti mismo.
Aquí no estamos hablando de tópicos, estamos hablando de realidad.
No la realidad inventada que nos programaron para desviarnos, estamos hablando de la auténtica realidad. La esencia de lo que son las cosas.
Y si esta realidad está definida por nosotros mismos, pregúntate: ¿qué sentido tiene que vaya en nuestra contra? Ningún sentido, en absoluto.

Si nos parece ir en nuestra contra es porque esa sensación la hemos adquirido navegando entre la cantidad de falsedades que otros se inventaron durante generaciones para que no nos diéramos cuenta.
Para tenernos entretenidos ante obstáculos absurdos que nos hacen perder nuestro preciado tiempo, y así aprovecharse de nosotros.
Porque los días de nuestras vidas no están divididos entre laborables y festivos, porque el tiempo es realmente nuestro.
Porque si hay que definir a nuestros días, hay que definirlos como festivos.
Porque cada día, cada mínimo espacio de tiempo de nuestras vidas, es la celebración de que estamos vivos.
Es la celebración de que estamos aquí y de que somos nosotros mismos, aunque seamos incapaces de encontrar las respuestas que buscamos.
Porque aunque vivamos en la eterna ignorancia, al menos nos damos cuenta de que vivimos, y eso es lo realmente importante.
Y tampoco nos dediquemos a perseguir a los culpables de nuestro engaño. Ni los odiemos, ni los demonicemos ni nos venguemos.
Porque nuestra auténtica victoria es romper sus cadenas y ser nosotros mismos, y caminar nuestro propio camino.
Porque este tiempo que vivimos tampoco podemos perderlo odiando, demonizando y vengándonos.
Este tiempo que vivimos hemos de aprovecharlo siendo nosotros mismos, y dejar de lado lo que nos obstaculiza en ese sentido.
Y esta es nuestra gran victoria: ser conscientes de este hecho… por fin elegir nuestras propias opciones, hacer realidad nuestros deseos.
Y la vida es fácil, si deseamos que así sea. 
Y cada día es festivo, si deseamos que así sea.
Porque cuando tenemos un propósito, haciendo lo que amamos hacer, atraemos a la gente y a las circunstancias que necesitamos para conseguir nuestro objetivo.
Porque cuando nos enfocamos en el resultado que queremos, no en el proceso, nuestra intención pone en movimiento al universo.
La clave, o el secreto, llamémosle como queramos, está en elegir hacer realidad todo lo que nos propongamos.
Y ahí está: tomar las riendas de nuestra vida es sencillamente cuestión de hacerlo.
No hay más esfuerzo, dificultad o impedimento que no querer hacerlo.
“No lo intentes, simplemente hazlo.”
Y para romper esta programación que está constantemente martilleándonos con todo lo contrario hay una manera muy fácil de contrarrestarla.
Por ejemplo, si tu primer objetivo es conseguir más dinero, escribe esto en un papel o anótalo en tu “smartphone”, y leelo cada día, tal como explica Robert Anthony en su libro “Beyond positive thinking” (“Más allá del pensamiento positivo”):
“Elijo saber cómo ser rico. Elijo merecer la riqueza. Elijo que mis ingresos excedan a mis gastos. Elijo darme el permiso para disfrutar del dinero. Elijo liberararme de mi falta de voluntad de ser rico. Elijo aceptar que el dinero está fluyendo en mi vida ahora mismo. Elijo ser rico en conciencia y rico en dinero.”
Por supuesto, puedes cambiar esta fórmula adaptándola a tu deseos, porque lo importante es su esencia.
Lo importante es elegir, aceptar que queremos superar nuestros obstáculos y a la programación negativa, y hacernos receptivos a nuestros propios deseos.
Romper el ser nuestro propio obstáculo.
Y porque cuesta el mismo esfuerzo atraer a lo bueno que a lo malo, qué mejor que atraer a lo mejor a nuestras vidas, ¿no crees?
Reitero la frase inicial: “la vida es fácil y todos los días son fiesta”.
Y es que no me estoy inventando nada nuevo, es que es así.
Sólo tienes que desear comprobarlo.
Un abrazo.
José Manuel Goig
http://www.oroparatodos.org

 http://www.maestroviejodespierta.com/2014/12/28/aida-la-vida-es-facil-y-todos-los-dias-son-fiesta/ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario