28.11.18

Piensan que dar rienda suelta a su alegría es poco menos que un pecado…

EL MIEDO A SER FELIZ

El miedo a ser feliz es un obstáculo para el bienestar, un autosabotaje fruto de un cúmulo de experiencias negativas.
Determinadas fobias, como las que estimulan las arañas o las alturas, son bastante habituales. Lo que no es tan frecuente, y parece menos lógico, es encontrar a alguien con miedo a ser feliz. Esta “repulsión” por la felicidad, entendida como alegría y disfrute, puede suponer un obstáculo para el bienestar, y como consecuencia, para la salud.

Esta fobia a la felicidad puede tener orígenes muy distintos que pueden ir desde una educación demasiado estricta, pasar por la acumulación de muchas responsabilidades o nacer de una soledad no deseada que nos ahoga. A continuación, te damos algunas estrategias para darle la vuelta a esta situación.

¿Cómo dejar de autosabotearnos?

1. Identificar los hábitos autodestructivos

En primer lugar, lo mejor será identificar todos aquellos hábitos que tienen un carácter autodestructivo, ya sea porque forman parte de nuestra rutina o porque hemos participado de ellos excepcionalmente y han dejado una huella profunda en nosotros.

Una buena idea, cuando sintamos culpabilidad u otra sensación que nos abrume, es tomar nota de la situación que la ha estimulado. De esta forma, podremos volver a ese momento una vez que haya pasado la bruma y reformularlo. Una vez hecho esto, será más difícil que vuelva a estropearnos un momento agradable.

2. Pelear contra uno mismo alimenta el miedo

Algunas personas escapan de la calma como si fuera un tormento. No conciben una vida sin preocupaciones, de manera que si no ven ninguna se compran unos prismáticos para ver más lejos. No conocen la paz, la tranquilidad, el descanso más allá de las horas de sueño. Es como si siempre estuvieran preparando una boda.

En general hablamos de personas que llevan al extremo ese lema que reza: “es mejor prevenir que curar”. Así, compiten de manera constante con la vida por adelantarse a cualquier peligro, generando otros, ya que su forma de proceder es en el fondo un ataque sin tregua contra su salud.

3. Evitar y rechazar los límites

En ocasiones nos imponemos límites que son un mero artificio. Uno de ellos sería el de “no expresar lo que sentimos o pensamos”. Así, cuando seguimos esta ley que nos hemos autoimpuesto, dificultamos el hecho de que los demás nos conozcan o nos puedan ayudar.
Además, esta falta de expresión emocional no se refiere solo a las emociones de valencia negativa, como la tristeza o el enfado. También, en muchas ocasiones y para muchas personas, las emociones de valencia positiva tienen que respirar dentro de una camisa de fuerza. Piensan que dar rienda suelta a su alegría es poco menos que un pecado… con la cantidad de preocupaciones que les asolan. Esta es precisamente la idea central de la obra más conocida de Umberto EcoEl nombre de la rosa.

4. Confiar en la felicidad propia

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la felicidad está poco relacionada con la justicia. Habrá situaciones para las que no hayamos acumulado méritos y nos favorecerán frente a otras que nos darán la espalda pese a haber trabajado fuerte en ellas. Lo importante en este sentido es disfrutar de lo que nos llegue

¿Cómo analizar el miedo a ser feliz?

Una vez que tomas conciencia de que el miedo a ser feliz no es un problema real y que puedes ponerle solución, intenta encontrar el origen de la situación y los elementos que de alguna manera alimentan tu estado emocional. Ellos serán tu objetivo.

1. La terapia es una gran ayuda frente al miedo

Si sientes que el problema es un agujero del que no consigues salir o te sientes cada vez peor cuando pasas por un momento de felicidad, puedes recurrir a un terapeuta profesional que te ayude a analizar con más objetividad el origen del problema y sus posibles soluciones. No te sientas avergonzado por tomar esta vía. Piensa, ¿también te sientes avergonzado cuando vas al médico?

2. Apoyarse en la gente a la que se quiere

La familia y los amigos siempre serán un buen apoyo para solucionar los problemas, así como para desahogarse, ver con otra perspectiva la situación y contar con la opinión y el apoyo sincero de la gente que nos aprecia. Por tanto, compartir tus sentimientos con amigos o familiares puede ser de gran ayuda para ver la situación a la que nos enfrentamos desde un punto de vista diferente.
Además, el apoyo y comprensión de los demás impedirá que pueda inundarte un sentimiento de soledad no deseada y por lo tanto ese miedo a ser feliz. Finalmente, este apoyo tenderá a retroalimentarse. Si pides ayuda es probable que los demás también te la pidan, dando lugar a acuerdos que puedan ser beneficiosos para todos.

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