9.8.22

Es la eternidad de la vida buscando ser vivida con ganas y sinceridad absoluta

JUGAR AL AMOR                                     

El amor nunca es cobarde, aunque tengas miedo. Aunque te asuste lo que notas y te sientas extraño en ti mismo.

El amor nunca es mentiroso, aunque no te atrevas a decir en voz alta lo que sientes o lo que piensas por si no es correspondido.

Porque al final se dibuja tanto en tu cara que es imposible negarlo o suplantarlo con cariño. El amor es el momento compartido.

El amor nunca te hace peor, siempre saca lo mejor de ti. Si te vuelve obsesivo, celoso o te amarga, no es amor es necesidad, es puro miedo a la soledad proyectado en los ojos de otra persona esperando ser respondido de algún modo.

Aunque el miedo no reconocido solo trae más miedo. Y cuanto más deseamos atrapar al ser amado más se nos escapa entre las manos.

El amor no entiende de sucedáneos, es auténtico. No usa silenciador, ni se escapa a medianoche, siempre se queda. Y no, no me refiero a quedarse y aguantar lo que le echen, me refiero a quedarse y compartir y ser compartido.

El amor no busca espejos para contemplarse, busca caminos en los que transitar de la mano y con una charla amable.

El amor no se avergüenza de los besos y los abrazos, siempre los espera, los desea, los busca.

Si es amor no te niega ante otros.

Si es amor no disimula, al menos no por mucho tiempo, porque siempre estalla desde dentro y se hace evidente.

No esconde tu nombre al mundo, ni te mete en una jaula. No te cuenta milongas para que estés ahí pendiente mientras se aclara, mientras decide si te quiere, mientras no encuentra nada mejor.

No te deja para luego, te disfruta y te comparte, te aúpa, te acurruca, te hace gozar. Te acompaña a ser, a vivir, a darte cuenta de lo que mucho que vales y mereces.

No se pierde en frases vacías, usa las palabras certeras y directas y, si le cuesta encontrarlas, porque hay amores tímidos, acaricia y dedica una mirada. Se nota, se transpira, te envuelve.

El amor de verdad todo lo contamina y lo contagia de una mezcla de entusiasmo y belleza, de calma dulce pero con ganas… El amor es fácil, extremadamente simple y complicado al mismo tiempo, pero sale solo, sin forzar, sin tener que empujar, sin tener que motivar. El amor no te tiene en espera ni te deja puesto el precinto. No te mantiene pendiente ni te busca solo de vez en cuando si se aburre o tiene un rato muerto.

Si tienes que esforzarte para que te vea y te reconozca y te busque no es amor. Si tienes que ganártelo no es amor. Si tienes que pelear por un lugar en su vida no es amor, es pasatiempo, es coqueteo, es solo deseo, es un juego de malabares en el que tú no eres el malabarista y estás a punto de caer…

El amor no llena vacíos previos, ni se usa como pegamento para unir tus piezas rotas, en realidad, hace más evidentes tus huecos y grietas pendientes y latentes y te insta a llenarlos tú mismo… A estar contigo también y comprenderte, aceptarte, valorarte, amarte, reconocerte, perdonarte.

El amor es honesto y no busca esconderse tras otras palabras que no lo definen tal y como es porque desea ser sentido y vivido hasta las últimas consecuencias.

El amor no es el cuento que te cuentas para pensar que eres alguien distinto y merecedor de lo bueno y lo hermoso de la vida que tú nunca te permites alcanzar.

El amor no es el cuento que te cuentan para que entregues unos centímetros de piel a cambio de sentir durante un rato que mereces cariño y respeto.

El amor no se consume de usarlo, se potencia. No va de mariposas sino de desvelos compartidos, de sueños a medias que te rompen el día pero que al contarlos son menos dolorosos… No va de chantajes, sino de respeto. No va de promesas absurdas, sino de estar cuando toca y compartir lo que duele.

El amor no va de estar hasta que la muerte nos separe, sino de que no nos separe la vida, ni las ganas de tener la razón, ni las exigencias estúpidas, ni los momentos complicados, ni las noches sin pegar ojo pensando en cómo pagar facturas.

El amor comprende pero también pone límites. Escucha y calla, pero también habla. Respira hondo y olvida pero también deja las cosas claras. El amor es la risa. Es esa hormiga en el brazo que no te importa porque estás en el césped con esa persona, ese pequeño miedo que superas por tener una cita… Ese momento en el que ya no soportas más y tienes que decirlo en voz alta porque es tan inmenso que dentro te ahoga, te inunda, te rompe…

El amor no puede medirse ni tasarse. No se compara ni se parece a nada. Si castiga no es amor, es una forma elaborada de miedo y rabia convertida en venganza. Si te usa no es amor, es un sustituto edulcorado de ego hinchado que necesita pisar para sentirse digno… El amor no entiende de excusas.

Y sí, también es a veces compañero de una mala respuesta, de una tarde de cansancio, de una palabra poco acertada, de una semana sin tiempo, de una cena quemada, de unas pocas ganas de planchar la ropa, de unos calcetines en el suelo, de una cara larga y un dolor de cabeza que te invita a todo menos a bailar y abrazar. Porque se vive a través de la vida y se mezcla con ella hasta hacer que lo más amargo sea un poco menos amargo, lo más frío menos frío y lo más doloroso se sobrelleve con un abrazo.

El amor no es un mensaje. No es una frase bonita. No es una espera prolongada imaginando el amor. No es una fantasía. No es lo que piensas que es, es lo que es y se hace evidente. No es una promesa, ni siquiera un compromiso… Es, solo es y está presente.

El amor no juega si las dos personas no juegan y saben que es un juego. Si las dos personas no pactan y se divierten. Si las dos personas no conocen las reglas de juego.

Cuando juegas al amor sin ser amor y tomas ese nombre sagrado en vano, la vida te devuelve el golpe como la marea la próxima vez que amas sin jugar…

Hay quién te dice que en el amor no te entregues del todo, que te dosifiques, que no te muestres, que no te des, que no seas evidente ni te hagas pesado… Que marques distancias para hacerte valer, que mantengas el misterio para que te busque… El amor no es estrategia. Si tienes que planificarlo como una batalla no es amor, es pura conquista, puro reto, pura muesca en el revólver, pura necesidad de demostrar que puedes y que vales que en realidad oculta solo pura necesidad de demostrar y desvalorización.

El amor acompaña, pero no sustituye tu propia compañía y evita la soledad necesaria de estar en ti. El amor ama, pero no sustituye tu propia autoestima.

Amar es soltar lo que amas para que vuelva si desea estar contigo. Es la eternidad en cinco minutos y la vida buscando ser vivida con ganas y sinceridad absoluta.

El amor no se mendiga. Se da y se recibe. Se celebra y se abraza.

El amor no es ni la tarta, ni el ramo, ni los versos ni las alianzas… Es todas y cada una de las veces que estás a punto de salir corriendo y decides quedarte porque algo te sujeta y te dice que no y recuerdas cuánto das y recibes… Y sabes que no es por miedo, ni por quedar bien con nadie, sino porque decides estar. Es cada vez que descubres que no te quedas porque debes sino porque quieres… Que sí, que hay vida más allá de ese amor pero eliges vivir esta.

El amor no juega al amor, simplemente es.

Mercè Roura

https://mercerou.wordpress.com/2022/08/08/jugar-al-amor/

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