1.4.14

Un corazón abierto de par en par invita a amar… o a ser amado, sin más…

ABRIR EL CORAZÓN PARA PERSEGUIR UN SUEÑO
A veces me pregunto cómo hay personas que viven sin soñar. Solo viven lo que viven en la realidad, adaptados a sus circunstancias, a sus escenarios conocidos, a su vida planificada…
Quizás desde siempre he sido una persona soñadora, pero inquieta, exigente conmigo mismo y con mi vida. Siempre pido más aunque ese hábito tiña algo de insatisfacción e infelicidad mi vida, pero a la vez me dispone a mejorar y me mantiene permanentemente atento y con ganas de mejorar o cambiar el mundo.
Tal vez por eso me gusta escribir y expresar mis anhelos para que, al fin, algún día se hagan realidad. Me gusta soñar en voz alta y escribir cada día sobre ello. Pero hoy ya he aprendido a soñar con los ojos abiertos y aceptar mi realidad, sin juzgarla ni lamentarme por ella. Lo que haya de ser, será! Y creo que no hay mejor manera para soñar que hacerlo despierto…

Soñar con los ojos cerrados te ausenta, alejándote de tu realidad. Y es en la realidad donde está todo lo que deseamos, aunque para descubrirlo y vivirlo debamos tener primero la valentía de abrir nuestro corazón y, segundo, la voluntad de querer ver todo desde él y vivirlo. Solo así entiendes este mundo nuestro, que los ojos solo ven como algo peligroso, amenazante y/o incierto.
Mientras nuestros ojos ven personas diversas y posibles contrincantes, nuestro corazón las ve a todas iguales y unidas en un mismo fin, con las mismas luces y sombras. Los ojos dan argumentos a la razón para creer, juzgar y/o condenar a los demás o las circunstancias externas, mientras que el corazón te da razones poderosas para respetar, comprender y amarlos, desde dentro…
No hace mucho que aprendí a abrir mi corazón, solo necesité valor para hacerlo. Tuve que dejar atrás el miedo a ser herido y aprender a aceptar el dolor y la felicidad, como partes consustanciales del ser humano. Y me di cuenta de que un corazón abierto de par en par invita a amar… o a huir por miedo al amor o a ser amado, sin más…
Quizás lo único que logré es descubrir al fin qué es la vida, su sentido verdadero y mi misión en ella…
Escrito por Miguel Benavent de B.     


No hay comentarios:

Publicar un comentario