15.1.18

Con creer en que estas dando un paso adelante en la mejoría, es suficiente.

EL UMBRAL DE NUESTRO BIENESTAR


Todos somos conscientes que no corren buenos tiempos, para casi nadie, son momentos donde reina la confusión, el miedo a un futuro que pinta incierto, las consecuencias de una crisis económica de la que aún no hemos salido, la inestabilidad laboral …

En esta situación es muy normal que a veces nos parezca que nos falta la vida. Que todo es demasiado pesado y que uno va demasiado lento.

A veces uno siente que el ruido de afuera nada tiene que ver con lo que pasa en nuestro interior y hasta las risas de otros, nos molestan. Nos molestan los gritos, lo rápido, lo novedoso, lo diferente y hasta que nos cambien las cosas de lugar dentro de nuestras pequeñas rutinas. 

Cuando se pierde ese ánimo que alegra nuestra existencia, todo parece caer en un vertiginoso descenso imparable hasta el fondo del alma.

A veces no sabemos por qué perdemos fuerza en nuestro ánimo, otras sabemos muy bien las razones. En cualquier caso abrimos la puerta a la debilidad corporal y a la flaqueza mental por lo que estamos expuestos a cualquier quiebro de la salud tanto la física como la emocional.


Es como si dijésemos al cuerpo: …” Aquí estoy, derrotado y vencido. Tengo la seguridad que todo sale mal a mi alrededor, que soy la causa de un cúmulo de problemas que no terminan de resolverse y que en esta situación solamente puedo empeorar.”

De este modo, puede resumirse nuestro estado de ánimo cuando estamos por debajo del umbral de nuestro bienestar.

Sin embargo, estaría bien hacer un listado de las cosas que nos gustaban, de aquello que nos ilusionaba, de nuestro secreto deleite o de lo que antes nos motivaba y de lo que aportaba felicidad a nuestra vida. Hay que hacer un esfuerzo por salir de ese estado de hundimiento, del malestar crónico.

Una buena forma de empezar es hacer pequeños cambios, en el día a día, cambia de corte de pelo, viste distinto, prueba otra colonia, respira aire en otro lugar, llama a esa persona de la que siempre te acuerdas y a la que nunca acudes, tómate un buen café con quien desees, habla, escucha, siente y deja que todo suceda, que todo fluya lentamente.

En ocasiones, simplemente con creer en que estas dando un paso adelante en la mejoría, es suficiente. Mañana serán dos. Muy pronto te encontrarás siendo él o la de siempre, incluso mejor.

Recuerda que nadie puede hacerlo por ti, por mucho que te quieran, por mucho que intenten ayudarte, tú eres el único dueño de ti mismo y de tu sentir. Hasta que tú no des el primer paso, nadie puede ayudarte, cuando hagas el primer cambio por mínimo que sea, ya has empezado a ganar.

Date el tiempo que necesites para que todo se recomponga. espera. observa. siente cómo todo sucede. y luego da las gracias, porque siempre hay que ser agradecido. ¿a quién? qué más da… a quien corresponda, pero da las gracias.


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