11.4.19

Mucho sufrimiento se genera por cosas que no han sucedido ni van a suceder

LLENA DE ARMONÍA TÚ VIDA

Decía Séneca que; “sufrir antes de tiempo es sufrir dos veces”.

Si uno cultiva su paz interior mediante la práctica de la acción correcta, sentirá tal grado de confianza que cualquier anticipación acerca de lo mal que pueden ir las cosas, será interpretada por su mente profunda como un pensamiento virus y su disolución será automática.

La anticipación negativa de acontecimientos dolorosos genera sufrimiento en el presente de lo que, paradójicamente, puede suceder o no en el futuro ¿Acaso no es mejor pensar que cuando las cosas sucedan, dispondremos de soluciones certeras?

En realidad, antes de que suceda lo que uno teme, lo más probable es que alguno de los elementos implicados haya sufrido alguna modificación ¿Acaso no puede suceder también que cuando llegue el mañana, pueda incluso ya darnos igual lo que hoy nos atormenta?


Existen personas que tienen un cierto grado de adicción a vivirse e incluso perpetuarse en el problema. Sus mentes tienen el hábito de crearse tensión e incertidumbre acerca de lo que llega. Es muy frecuente que el programa mental de anticipación y victimismo de estos seres humanos haya sido fotocopiado de alguno de sus progenitores.

Un aspecto que, si bien ayuda a comprenderlos, no les exime del trabajo de instalar nuevos programas con nuevas ideas. Para conseguir tal reorientación positiva, primeramente conviene ser consciente de los momentos cotidianos en los que salen a la luz nuestras emociones destructivas. Seguidamente, es aconsejable cultivar la atención sostenida al trazado de nuevas opciones de pensamiento más profundas y expansivas. De otro modo, las ideas estériles, además de intoxicar a la mente, al cuerpo y al medio ambiente, angustian y atormentan.

Una historia que refleja muy bien lo que estamos comentando:

Un día un malicioso ilusionista hizo correr la voz de que sería capaz de enseñar a un burro a hablar. Su habilidad en la creación de rumores era tal, que pronto llegó a oídos del Rey semejante idea. Cuando se presentó ante la corte, juró y perjuró al propio Rey que sería capaz de enseñar a hablar a cualquier burro si tan sólo le concedía tres años viviendo en palacio. Ante tal planteamiento el monarca le dijo: de acuerdo, pero si no lo logras al finalizar el plazo fijado mandaré cortar tu cabeza. El ilusionista aceptó y entre dientes musitó: y en tres años de manjares y de buen vivir, ¿no se morirá antes el rey, el burro o yo?”

Las estadísticas más recientes señalan que el 90% de los sufrimientos que el ser humano padece son generados por cosas que no han sucedido ni van a suceder.

El hecho de aprender a erradicar tales pensamientos negativos de la corriente mental supone el verdadero trabajo de atención a uno mismo. Cuando la mente es invadida por semejantes ideas, la persona se ve obligada a mantener un constante estado de alerta. Se trata de una gimnasia mental que, sin duda, fulmina los pensamientos inútiles e indeseables y ayuda a conocer los entresijos que discurren en una mente abierta. Esta práctica también propicia a relativizar el mundo de las ideas y posibilita un salto en la expansión de consciencia.

Es frecuente observar como muchas madres tildadas de “buenas” se anticipan a imaginar desgracias en sus hijos mayores cuando éstos se retrasan en llegar a sus casas. Cuidado con ese aspecto de algunos seres que se preocupan “tanto” por los demás, cuando afirman que lo hacen porque los quieren y “necesitan”. Tal vez, dichos vínculos, en la mayor parte de los casos, tienen más que ver con patrones patológicos de dependencia que con relaciones de amor y convivencia.

Los hechos que acontecen en la vida son totalmente neutros. En realidad, es nuestra mente la que interpreta y da significado positivo o negativo a las cosas que pasan.

Desde tal perspectiva, aprender a pensar bien de lo que nos sucede es una de las más valiosas competencias del ser humano.



No hay comentarios:

Publicar un comentario