TIPOS DE FALACIAS
Una falacia no es una
mentira. De hecho, puede contener algo de verdad. El problema está en cómo
se hace la conexión de ideas y su influencia en nuestra forma de pensar.
Todos hemos tenido ese pensamiento que sonaba muy lógico y convincente al principio, pero luego caemos en cuenta que no tenía mucho sentido. Nuestra mente, a veces, llega a conclusiones que parecen válidas, pero en realidad no lo son.
A estas fallas en el razonamiento se les conoce como falacias y de seguro las has cometido en algún momento, por lo que en este artículo de daremos ejemplos de todos los tipos para que sepas identificarlas.
Frases como «mi novio antes fue muy mujeriego, de
seguro me será infiel en el futuro» o «él habla mucho de
política, pero ni siquiera terminó la universidad», parecen verdades absolutas, pero están lejos
de serlo, y tienen su razón de ser en suposiciones o generalidades.
Conozcamos más detalles.
Falacias formales
Las falacias formales son errores en la forma en que se
construyen los argumentos. Aunque las premisas pueden ser ciertas, la
conclusión no se deduce correctamente porque la lógica está mal aplicada.
Es decir, el problema no
está en lo que se dice, sino en cómo se conecta la
información. Entre ellas, resaltan las siguientes:
1. De afirmación del consecuente
Esta falla en la lógica ocurre cuando crees que, si pasa algo, necesariamente tuvo que ser por una razón
específica. Por ejemplo, tu amigo te dice: «Cuando llueve estoy de peor humor». Horas después, al
sentirse molesto, concluye: «Seguro llovió».
Quizás tenga sentido, pero es un error pensar que la única
razón por la que está de mal humor es que llovió, cuando en realidad pueden ser
otras razones no relacionadas con la lluvia, como el estrés laboral, un problema personal o que alguien lo trató
mal.
2. Negación del antecedente
En la falacia de negación del antecedente se cree que si una condición no se cumple, entonces el
resultado tampoco puede ocurrir, pero esto no siempre es
cierto. Por ejemplo, dices: «Si estudio aprobaré el examen». Y luego piensas: «Como no
estudié, no voy a pasar la prueba».
Este razonamiento es incorrecto, ya que puedes estudiar y no
aprobar el examen. O, por el contrario, no prepararte en lo absoluto y terminar
superando la prueba por otras razones, como tener conocimientos previos o que
estuvo fácil.
3. Afirmación de una disyunción
Esta se presenta
cuando alguien interpreta mal una disyunción (una oración que
presenta dos opciones unidas por un «o»), creyendo que, si una de las dos
opciones es cierta, la otra
debe ser falsa, aunque en realidad ambas podrían ser verdaderas.
Un ejemplo de afirmación de una disyunción es cuando alguien
te dice: «O compras un auto nuevo
o sigues viajando en trasporte público». La falacia, en este caso,
es pensar que, si compras un coche, entonces dejarás de usar el transporte
público, cuando podrías hacer ambas cosas u optar por alternativas como
movilizarte en moto o andar en bicicleta.
4. Negación falaz de la conjunción
Sucede cuando se asume que, si una parte de una afirmación conjunta es falsa, la otra parte también
debe serlo. Pero esto no es lo único posible, ya que la falsedad de
una parte no implica que la otra también lo sea.
Por ejemplo, si decimos «está lloviendo y haciendo frío», el
error sería deducir que si no está lloviendo, entonces no está haciendo frío. O
creer que «todo libro interesante te engancha desde el inicio», y
cuando no lo hace, entonces no puede ser bueno. Aunque esto sea verdadero en algunos casos, no es una regla universal.
5. Silogismo disyuntivo falaz
Esto consiste en pensar que, si una de las dos opciones de
una disyuntiva no se da, entonces la otra tiene que ocurrir. O, dicho en otras
palabras, si se cree que A es
mentira, entonces B tiene que ser verdad, lo cual no aplica en
todos los casos.
- «María es profesora o es madre». Entonces,
si María no es profesora, debe ser mamá. Sin embargo, esta falacia pasa
por alto el hecho de que María podría ser ambas cosas a la vez.
- «O eres inteligente o eres
deportista». Una cosa no excluye a la otra, y una persona no
debería decidir entre una u otra, ya que puede ser ambas sin ningún
problema.
Falacias informales
También conocidas como falacias
argumentativas, estas fallas en el razonamiento tienen su origen en
problemas con el contenido o contexto del argumento, lo que afecta la validez
de las premisas. Por ejemplo, cuando
se utilizan tácticas
manipulativas para intentar pasar una idea como cierta, a
pesar de que no se tenga evidencia suficiente que la respalde. Existe una gran
variedad de falacias informales.
1. De ataque personal (ad hominem)
Consiste en descalificar o menospreciar la personalidad o
historia de las personas, en lugar de discutir sus ideas y argumentos. Es
de las más utilizadas y suele nacer del prejuicio y la ignorancia. Genera
conflictos en la comunicación, puesto que es inevitable que la otra persona no
se sienta atacada u ofendida. Ejemplos:
- «No te creo nada, siempre has sido
dramática». Es una forma de silenciar las opiniones de alguien
sin escucharlo, basándose solo en una etiqueta subjetiva que no permite
ver una posible verdad.
- «Qué vas a saber tú de fidelidad y
compromiso, si eres homosexual». Lejos del prejuicio de
que alguien gay es promiscuo, la orientación sexual no tiene nada que ver con la
lealtad de una persona en una relación.
2. Circunstancial (ad hominem circunstancial)
Ocurre cuando invalidamos lo que alguien dice no por su
contenido en sí, sino por sus circunstancias personales, como su trabajo, su
edad, su situación económica o sus relaciones amorosas. La idea es descartada no porque sea falsa,
sino porque se piensa que el otro no es quien para decirla.
- «¿Cómo me vas a dar un consejo de amor
si nunca has tenido novio?». Puede que no haber tenido una
relación en el pasado impida ver la complejidad de un vínculo amoroso,
pero eso no significa que no se pueda tener un buen argumento.
- «Una persona en quiebra es obvio que no
sabe de finanzas». Pensar que como alguien no tiene dinero no
sabe nada del tema es una falacia. Una persona con dificultades económicas
puede saber mucho de finanzas, incluso desde la experiencia.
3. Argumento por ignorancia (ad ignorantiam)
Esta se da cuando afirmamos que algo es cierto solo porque
no se ha demostrado que sea falso. O al revés, cuando consideramos que algo es
falso porque no se ha confirmado que sea verdadero. Es decir, se usa la falta de evidencia como una prueba
concluyente, lo cual no es razonable.
- «Nadie ha demostrado que los fantasmas no existen, así que deben ser reales». La
falta de pruebas no es suficiente para afirmar esto. No tener respaldo no
hace que algo se convierta en una realidad.
- «Nunca he visto a mi pareja ser infiel,
así que seguro no lo ha sido nunca». El hecho de que tu
pareja no te haya dado razones para desconfiar de ella, no implica que no
haya tenido una aventura sin que te dieras cuenta.
Acorde con un estudio de la Revista Iberoamericana
de Argumentación, no todos los argumentos ad ignorantiam son
inválidos. Por ejemplo, cuando un médico no recomienda ciertos tratamientos
porque no existen estudios suficientes que demuestren su eficacia, puede ser
una conclusión prudente, no una falacia.
4. De apelación a la popularidad (ad populum)
La falacia ad
populum se basa en la idea de que una premisa es verdadera o falsa
dependiendo de su popularidad (o impopularidad) entre las personas. Esta clase
de comentarios hacen uso de la
relevancia de un tema para comprobar su validez, aunque no haya
evidencia real que lo respalde.
- «Todas mis amigas están comprando esta
crema, debe ser la mejor». A pesar de que a muchas personas
les funcione un producto, esto no supone que tu tipo de piel vaya a
reaccionar de la misma manera.
- «Millones de personas creen en la astrología, así que debe ser cierta». El
numero de creyentes en la astrología no hace que sus argumentos sean
reales o verificables, solo demuestra que es un tema popular.
5. Del apostador
También llamada falacia del jugador o de Montecarlo, es un fallo en la
lógica que se da cuando se cree de
manera errónea que eventos pasados pueden afectar los futuros, en especial en
actividades donde la suerte es clave, como el póker, el bingo, la
ruleta y otros juegos de azar y apuestas. Aquí hay un par de
ejemplos:
- «Ya salieron 5 caras seguidas, ahora
debe caer cruz». Las monedas no tienen memoria de sus
resultados anteriores y el lado en el que caigan es aleatorio e
independiente.
- «Perdimos 3 partidos seguidos, seguro el
próximo lo ganamos». Esto puede llenar de consuelo a muchos
fanáticos, pero las probabilidades de ganar dependen de muchos factores,
no de una racha.
6. De autoridad (ad verecundiam)
Esta se refiere a esos típicos comentarios en donde se cree que algo es verdadero solo porque
alguien famoso o con aparente autoridad lo dice. A las personas que
emplean estas falacias no les interesa analizar si la información es cierta o
falsa, sino que la dan por un hecho, incluso mencionando personajes que nada
tienen que ver con el tema.
- «La dieta mediterránea es fantástica,
Angelina Jolie la recomienda». Es verdad que esta dieta tiene
grandes beneficios para la salud, pero su validez no se debe basar en la
opinión de una actriz, sino en su respaldo científico.
- «Mi coach motivacional
me dijo que la depresión es falta de actitud». La depresión es un trastorno mental serio que va
más allá de la falta de motivación. Estas afirmaciones minimizan la
situación e incitan a no buscar ayuda profesional.
7. De falsa causa (post hoc)
Su base es la idea
de que una cosa pasó antes que otra, por ende, la primera causó la segunda.
Pero correlación no significa causalidad. Si bien este puede ser el
caso algunas veces, dar por sentado estas afirmaciones hace que no consideremos
otras posibles opciones o no busquemos evidencia verídica para apoyar la
relación.
- «Llevé un cuarzo en mi mochila y aprobé
el examen». Cargar una piedra contigo puede hacerte sentir más
seguridad, pero lo más probable es que hayas ganado tu prueba porque
estudiaste lo suficiente o eran temas que dominabas.
- «Desde que comencé a hacer journaling se
fue mi ansiedad». Escribir un diario ayuda a mejorar el
bienestar emocional, pero atribuirle todo el mérito ignora otros posibles
factores, como cambios en el estilo de vida, ir a terapia o meditar.
8. De consecuencia (ad consequentiam)
Ocurre cuando alguien afirma o rechaza algo solo porque le
gustan (o le asustan) las consecuencias que podría tener. En lugar de usar
pruebas reales que sustenten el argumento, la persona se enfoca en lo que podría pasar si este fuera verdadero o
falso.
- «Mi esposo no me puede estar engañando, porque sabe que
me partiría el corazón». Aquí no se presenta ninguna evidencia
concreta, solo se niega la posibilidad de una infidelidad por el dolor y
el miedo que podría causar esta situación.
- «Dios existe, porque si no existiera la
vida no tendría sentido». Más allá de la fe, no hay
forma de probar la existencia de Dios, y esta falacia de consecuencia se
basa en el temor personal a que la vida no sea la misma sin él, no en
evidencias válidas.
9. Falacia «tú también» (tu quoque)
Acorde con un estudio de la revista Logos, esta
falacia intenta
desacreditar la opinión del interlocutor señalando que actúa igual que aquello
que critica, lo que resulta poco coherente para la otra persona. En
estos casos, en lugar de responder con argumentos, se ataca al mensajero.
Por ejemplo, alguien
te dice «no deberías fumar, es malo para la salud». Tú le respondes:
«¡Pero tú fumaste por años!». Aquí no se discute que este hábito
sea muy nocivo (que lo es), sino que se intenta invalidar el consejo por la
conducta del otro.
Otro caso sería si tu pareja te dice: «No me grites cuando discutimos». Y le contestas: «Tú siempre haces lo mismo». El
hecho de que nuestra pareja o amigos nos hayan gritado en el pasado no nos da
derecho de hacerlo en el futuro ni invalida su punto.
10. De apelación al miedo (ad terrorem)
Estas buscan
persuadir de que una idea es verdadera o falsa no mediante argumentos válidos,
sino a través del miedo, la amenaza o las consecuencias negativas
que podría tener. Son un tipo de falacia
de control que intenta manipular, denigrar a los demás o crear
escenarios catastróficos sin evidencias ni razones reales.
- «Los inmigrantes vienen a robarse
nuestros trabajos». Esta clase de comentarios generaliza
y estigmatiza a las personas que migran, basándose solo
en prejuicios y terrores infundados, no en datos objetivos.
- «Si gana este candidato, nuestro país se
convertirá en una dictadura». A menos que se presenten datos
verificables (como antecedentes autoritarios, discursos antidemocráticos o
posturas políticas radicales), esta apreciación solo busca asustar.
11. De apelación a la misericordia (ad misericordiam)
De los tipos de falacias informales, estas intentan ganar un
argumento al revolver los sentimientos del interlocutor y hacerle
sentir lástima o compasión, en vez de presentar fundamentos sólidos. No se exponen pruebas concretas que den fe de
la afirmación; se apelan a los sentimientos para que el otro acepte el punto de
vista o les dé la razón.
- «No termines conmigo por esto, no
significó nada para mí». El arrepentimiento por una infidelidad no borra el
hecho de que se traicionaron los acuerdos de pareja.
- «Tienes que darme trabajo, sino mi
familia no tendrá qué comer». Si bien puede ser una situación
muy difícil, esto no demuestra o garantiza que la persona sea la más
indicada para el puesto.
12. Argumento circular (petitio principii)
Las falacias de argumento circular o de petición de
principio se presentan
cuando tratamos de probar algo utilizando la misma idea que queremos demostrar, en
lugar de ofrecer pruebas lógicas. Se caracterizan porque se repite lo que se
desea probar.
- «La democracia es el mejor sistema,
porque es el que mejor funciona». Puede sonar lógico, pero en
realidad se repite la mima idea sin dar argumentos válidos.
- «El tarot funciona porque las cartas
tienen poder». Parece que está dando una razón, pero solo usa
la creencia en el esoterismo como prueba del poder de las cartas,
y viceversa.
13. Falacia de pregunta compleja
Sucede al formular una pregunta de tal manera que terminamos
asumiendo algo como cierto sin probarlo. Se trata de cuestionamientos que dan por sentadas cosas sin que la otra
persona pueda negar o cuestionar esas suposiciones. Y al responder
la pregunta, tiene que aceptar el argumento de forma implícita.
- «¿Cómo haces para evadir impuestos?». En
esta sola pregunta se da por hecho que la otra persona evade impuestos,
pero no da razones para comprobarlo ni corrobora que en verdad lo hace.
- «¿Por qué siempre eres tan
irresponsable?». Además de ser una generalización, esta
pregunta da por sentado que la otra persona siempre actúa de la misma
manera, aunque no existen evidencias de que así sea.
14. De accidente
Aquí se aplica una norma general a un caso específico en
donde no se cumple, sin tener en cuenta las circunstancias particulares que
hacen que esto suceda. O sea, se
toma una regla general y se aplica de forma inapropiada a situaciones
excepcionales.
- «Todas las aves vuelan». Es
un error asumir que todas lo hacen, puesto que los pingüinos también son
aves y no pueden volar.
- «Todos los mamíferos dan a luz a sus
crías». Esta es una falacia de accidente, ya que los ornitorrincos y los equidna son mamíferos monotremas y ponen
huevos.
15. Envenenar el pozo
Es una variante de la ad hominem que busca
desacreditar por completo la opinión de una persona y «envenenar el ambiente» para que todo lo que
diga parezca sospechoso o poco confiable. Puede parecer inocente,
pero esta es una estrategia para evitar el debate y así anular la voz de los
demás desde el principio.
- «No hace falta oír a tu ex, todos los
hombres mienten». No es una regla general, y estos comentarios
restan credibilidad de forma injusta.
- «Ya sabes cómo es Laura, todo lo ve desde el feminismo». El hecho de
que Laura sea feminista no hace que sus argumentos sean inválidos o
exagerados, pero ese comentario puede despertar prejuicios en los demás.
16. Generalización apresurada
En las falacias de generalización, sacamos una conclusión basándonos en pocos
casos o experiencias personales. En otras palabras, se da por cierto algo sobre una persona o un
grupo entero solo porque vivimos situaciones similares o conocemos
algunos ejemplos, aunque estos no sean relevantes.
- «Todos los hombres gais son
afeminados». Asumir que todos los hombres homosexuales se
comportan de la misma manera, es una generalización apresurada que solo
aumenta los estereotipos.
- «Este hombre huele muy mal, seguro es
francés». Juzgar toda una nacionalidad por una mala
experiencia con el olor corporal de un extranjero es injusto y no
significa que todos tengan un mal aseo corporal.
17. Falacia del hombre de paja
Esta falla en el razonamiento se da cuando una persona distorsiona el argumento de otra,
exagerándolo para que sea más fácil de atacar. No responde a lo que
se dijo en realidad, sino a una versión caricaturizada para invalidar la idea
original.
Por ejemplo, Juan dice: «Creo que el matrimonio igualitario debería ser legal en todos los
países». Y Jorge responde: «¡Ah, claro! Ahora cualquiera va a querer casarse
con su perro».
Otro caso sería María diciendo que «los niños deberían pasar
menos tiempo frente a las pantallas». Y Diego contestando: «¿Entonces quieres
que vivan en la Edad de Piedra, sin tecnología?».
La importancia de identificar las falacias
Ya sean formales o informales, las falacias pueden engañar
nuestro sentido común y llevarnos a pensar que algo es cierto cuando en verdad
no lo es. Lo importante es
aprender a identificarlas, para mejorar nuestra capacidad de razonamiento
crítico y tomar decisiones más informadas.
Recuerda: la clave está en no caer en creencias o prejuicios
erróneos y ser más conscientes de cómo construimos nuestros argumentos.
https://lamenteesmaravillosa.com/tipos-de-falacias-y-ejemplos/
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