2.6.25

Aprender a identificarlas, para mejorar nuestra capacidad de razonamiento crítico

TIPOS DE FALACIAS                                

Una falacia no es una mentira. De hecho, puede contener algo de verdad. El problema está en cómo se hace la conexión de ideas y su influencia en nuestra forma de pensar.

Todos hemos tenido ese pensamiento que sonaba muy lógico y convincente al principio, pero luego caemos en cuenta que no tenía mucho sentido. Nuestra mente, a veces, llega a conclusiones que parecen válidas, pero en realidad no lo son.

A estas fallas en el razonamiento se les conoce como falacias y de seguro las has cometido en algún momento, por lo que en este artículo de daremos ejemplos de todos los tipos para que sepas identificarlas.

Frases como «mi novio antes fue muy mujeriego, de seguro me será infiel en el futuro» o «él habla mucho de política, pero ni siquiera terminó la universidad», parecen verdades absolutas, pero están lejos de serlo, y tienen su razón de ser en suposiciones o generalidades.  Conozcamos más detalles.

Falacias formales

Las falacias formales son errores en la forma en que se construyen los argumentos. Aunque las premisas pueden ser ciertas, la conclusión no se deduce correctamente porque la lógica está mal aplicada.  Es decir, el problema no está en lo que se dice, sino en cómo se conecta la información. Entre ellas, resaltan las siguientes:

1. De afirmación del consecuente

Esta falla en la lógica ocurre cuando crees que, si pasa algo, necesariamente tuvo que ser por una razón específica. Por ejemplo, tu amigo te dice: «Cuando llueve estoy de peor humor». Horas después, al sentirse molesto, concluye: «Seguro llovió».

Quizás tenga sentido, pero es un error pensar que la única razón por la que está de mal humor es que llovió, cuando en realidad pueden ser otras razones no relacionadas con la lluvia, como el estrés laboral, un problema personal o que alguien lo trató mal.

2. Negación del antecedente

En la falacia de negación del antecedente se cree que si una condición no se cumple, entonces el resultado tampoco puede ocurrirpero esto no siempre es cierto. Por ejemplo, dices: «Si estudio aprobaré el examen». Y luego piensas: «Como no estudié, no voy a pasar la prueba».

Este razonamiento es incorrecto, ya que puedes estudiar y no aprobar el examen. O, por el contrario, no prepararte en lo absoluto y terminar superando la prueba por otras razones, como tener conocimientos previos o que estuvo fácil.

3. Afirmación de una disyunción

Esta se presenta cuando alguien interpreta mal una disyunción (una oración que presenta dos opciones unidas por un «o»), creyendo que, si una de las dos opciones es cierta, la otra debe ser falsa, aunque en realidad ambas podrían ser verdaderas.

Un ejemplo de afirmación de una disyunción es cuando alguien te dice: «O compras un auto nuevo o sigues viajando en trasporte público». La falacia, en este caso, es pensar que, si compras un coche, entonces dejarás de usar el transporte público, cuando podrías hacer ambas cosas u optar por alternativas como movilizarte en moto o andar en bicicleta.

4. Negación falaz de la conjunción

Sucede cuando se asume que, si una parte de una afirmación conjunta es falsa, la otra parte también debe serlo. Pero esto no es lo único posible, ya que la falsedad de una parte no implica que la otra también lo sea.

Por ejemplo, si decimos «está lloviendo y haciendo frío», el error sería deducir que si no está lloviendo, entonces no está haciendo frío. O creer que «todo libro interesante te engancha desde el inicio», y cuando no lo hace, entonces no puede ser bueno. Aunque esto sea verdadero en algunos casos, no es una regla universal.

5. Silogismo disyuntivo falaz

Esto consiste en pensar que, si una de las dos opciones de una disyuntiva no se da, entonces la otra tiene que ocurrir. O, dicho en otras palabras, si se cree que A es mentira, entonces B tiene que ser verdad, lo cual no aplica en todos los casos.

  • «María es profesora o es madre». Entonces, si María no es profesora, debe ser mamá. Sin embargo, esta falacia pasa por alto el hecho de que María podría ser ambas cosas a la vez.
  • «O eres inteligente o eres deportista». Una cosa no excluye a la otra, y una persona no debería decidir entre una u otra, ya que puede ser ambas sin ningún problema.

Falacias informales

También conocidas como falacias argumentativas, estas fallas en el razonamiento tienen su origen en problemas con el contenido o contexto del argumento, lo que afecta la validez de las premisas. Por ejemplo, cuando se utilizan tácticas manipulativas para intentar pasar una idea como cierta, a pesar de que no se tenga evidencia suficiente que la respalde. Existe una gran variedad de falacias informales.

1. De ataque personal (ad hominem)

Consiste en descalificar o menospreciar la personalidad o historia de las personas, en lugar de discutir sus ideas y argumentos. Es de las más utilizadas y suele nacer del prejuicio y la ignorancia. Genera conflictos en la comunicación, puesto que es inevitable que la otra persona no se sienta atacada u ofendida. Ejemplos:

  • «No te creo nada, siempre has sido dramática». Es una forma de silenciar las opiniones de alguien sin escucharlo, basándose solo en una etiqueta subjetiva que no permite ver una posible verdad.
  • «Qué vas a saber tú de fidelidad y compromiso, si eres homosexual». Lejos del prejuicio de que alguien gay es promiscuo, la orientación sexual no tiene nada que ver con la lealtad de una persona en una relación.

2. Circunstancial (ad hominem circunstancial)

Ocurre cuando invalidamos lo que alguien dice no por su contenido en sí, sino por sus circunstancias personales, como su trabajo, su edad, su situación económica o sus relaciones amorosas. La idea es descartada no porque sea falsa, sino porque se piensa que el otro no es quien para decirla.

  • «¿Cómo me vas a dar un consejo de amor si nunca has tenido novio?». Puede que no haber tenido una relación en el pasado impida ver la complejidad de un vínculo amoroso, pero eso no significa que no se pueda tener un buen argumento.
  • «Una persona en quiebra es obvio que no sabe de finanzas». Pensar que como alguien no tiene dinero no sabe nada del tema es una falacia. Una persona con dificultades económicas puede saber mucho de finanzas, incluso desde la experiencia.

3. Argumento por ignorancia (ad ignorantiam)

Esta se da cuando afirmamos que algo es cierto solo porque no se ha demostrado que sea falso. O al revés, cuando consideramos que algo es falso porque no se ha confirmado que sea verdadero. Es decir, se usa la falta de evidencia como una prueba concluyente, lo cual no es razonable.

  • «Nadie ha demostrado que los fantasmas no existen, así que deben ser reales». La falta de pruebas no es suficiente para afirmar esto. No tener respaldo no hace que algo se convierta en una realidad.
  • «Nunca he visto a mi pareja ser infiel, así que seguro no lo ha sido nunca». El hecho de que tu pareja no te haya dado razones para desconfiar de ella, no implica que no haya tenido una aventura sin que te dieras cuenta.

Acorde con un estudio de la Revista Iberoamericana de Argumentación, no todos los argumentos ad ignorantiam son inválidos. Por ejemplo, cuando un médico no recomienda ciertos tratamientos porque no existen estudios suficientes que demuestren su eficacia, puede ser una conclusión prudente, no una falacia.

4. De apelación a la popularidad (ad populum)

La falacia ad populum se basa en la idea de que una premisa es verdadera o falsa dependiendo de su popularidad (o impopularidad) entre las personas. Esta clase de comentarios hacen uso de la relevancia de un tema para comprobar su validez, aunque no haya evidencia real que lo respalde.

  • «Todas mis amigas están comprando esta crema, debe ser la mejor». A pesar de que a muchas personas les funcione un producto, esto no supone que tu tipo de piel vaya a reaccionar de la misma manera.
  • «Millones de personas creen en la astrología, así que debe ser cierta». El numero de creyentes en la astrología no hace que sus argumentos sean reales o verificables, solo demuestra que es un tema popular.

5. Del apostador

También llamada falacia del jugador o de Montecarlo, es un fallo en la lógica que se da cuando se cree de manera errónea que eventos pasados pueden afectar los futuros, en especial en actividades donde la suerte es clave, como el póker, el bingo, la ruleta y otros juegos de azar y apuestas. Aquí hay un par de ejemplos:

  • «Ya salieron 5 caras seguidas, ahora debe caer cruz». Las monedas no tienen memoria de sus resultados anteriores y el lado en el que caigan es aleatorio e independiente.
  • «Perdimos 3 partidos seguidos, seguro el próximo lo ganamos». Esto puede llenar de consuelo a muchos fanáticos, pero las probabilidades de ganar dependen de muchos factores, no de una racha.

6. De autoridad (ad verecundiam)

Esta se refiere a esos típicos comentarios en donde se cree que algo es verdadero solo porque alguien famoso o con aparente autoridad lo dice. A las personas que emplean estas falacias no les interesa analizar si la información es cierta o falsa, sino que la dan por un hecho, incluso mencionando personajes que nada tienen que ver con el tema.

  • «La dieta mediterránea es fantástica, Angelina Jolie la recomienda». Es verdad que esta dieta tiene grandes beneficios para la salud, pero su validez no se debe basar en la opinión de una actriz, sino en su respaldo científico.
  • «Mi coach motivacional me dijo que la depresión es falta de actitud». La depresión es un trastorno mental serio que va más allá de la falta de motivación. Estas afirmaciones minimizan la situación e incitan a no buscar ayuda profesional.

7. De falsa causa (post hoc)

Su base es la idea de que una cosa pasó antes que otra, por ende, la primera causó la segunda. Pero correlación no significa causalidad. Si bien este puede ser el caso algunas veces, dar por sentado estas afirmaciones hace que no consideremos otras posibles opciones o no busquemos evidencia verídica para apoyar la relación.

  • «Llevé un cuarzo en mi mochila y aprobé el examen». Cargar una piedra contigo puede hacerte sentir más seguridad, pero lo más probable es que hayas ganado tu prueba porque estudiaste lo suficiente o eran temas que dominabas.
  • «Desde que comencé a hacer journaling se fue mi ansiedad». Escribir un diario ayuda a mejorar el bienestar emocional, pero atribuirle todo el mérito ignora otros posibles factores, como cambios en el estilo de vida, ir a terapia o meditar.

8. De consecuencia (ad consequentiam)

Ocurre cuando alguien afirma o rechaza algo solo porque le gustan (o le asustan) las consecuencias que podría tener. En lugar de usar pruebas reales que sustenten el argumento, la persona se enfoca en lo que podría pasar si este fuera verdadero o falso.

  • «Mi esposo no me puede estar engañando, porque sabe que me partiría el corazón». Aquí no se presenta ninguna evidencia concreta, solo se niega la posibilidad de una infidelidad por el dolor y el miedo que podría causar esta situación.
  • «Dios existe, porque si no existiera la vida no tendría sentido». Más allá de la fe, no hay forma de probar la existencia de Dios, y esta falacia de consecuencia se basa en el temor personal a que la vida no sea la misma sin él, no en evidencias válidas.

9. Falacia «tú también» (tu quoque)

Acorde con un estudio de la revista Logos, esta falacia intenta desacreditar la opinión del interlocutor señalando que actúa igual que aquello que critica, lo que resulta poco coherente para la otra persona. En estos casos, en lugar de responder con argumentos, se ataca al mensajero.

Por ejemplo, alguien te dice «no deberías fumar, es malo para la salud». Tú le respondes: «¡Pero tú fumaste por años!». Aquí no se discute que este hábito sea muy nocivo (que lo es), sino que se intenta invalidar el consejo por la conducta del otro.

Otro caso sería si tu pareja te dice: «No me grites cuando discutimos». Y le contestas: «Tú siempre haces lo mismo». El hecho de que nuestra pareja o amigos nos hayan gritado en el pasado no nos da derecho de hacerlo en el futuro ni invalida su punto.

10. De apelación al miedo (ad terrorem)

Estas buscan persuadir de que una idea es verdadera o falsa no mediante argumentos válidos, sino a través del miedo, la amenaza o las consecuencias negativas que podría tener. Son un tipo de falacia de control que intenta manipular, denigrar a los demás o crear escenarios catastróficos sin evidencias ni razones reales.

  • «Los inmigrantes vienen a robarse nuestros trabajos». Esta clase de comentarios generaliza y estigmatiza a las personas que migran, basándose solo en prejuicios y terrores infundados, no en datos objetivos.
  • «Si gana este candidato, nuestro país se convertirá en una dictadura». A menos que se presenten datos verificables (como antecedentes autoritarios, discursos antidemocráticos o posturas políticas radicales), esta apreciación solo busca asustar.

11. De apelación a la misericordia (ad misericordiam)

De los tipos de falacias informales, estas intentan ganar un argumento al revolver los sentimientos del interlocutor y hacerle sentir lástima o compasión, en vez de presentar fundamentos sólidos. No se exponen pruebas concretas que den fe de la afirmación; se apelan a los sentimientos para que el otro acepte el punto de vista o les dé la razón.

  • «No termines conmigo por esto, no significó nada para mí». El arrepentimiento por una infidelidad no borra el hecho de que se traicionaron los acuerdos de pareja.
  • «Tienes que darme trabajo, sino mi familia no tendrá qué comer». Si bien puede ser una situación muy difícil, esto no demuestra o garantiza que la persona sea la más indicada para el puesto.

12.  Argumento circular (petitio principii)

Las falacias de argumento circular o de petición de principio se presentan cuando tratamos de probar algo utilizando la misma idea que queremos demostrar, en lugar de ofrecer pruebas lógicas. Se caracterizan porque se repite lo que se desea probar.

  • «La democracia es el mejor sistema, porque es el que mejor funciona». Puede sonar lógico, pero en realidad se repite la mima idea sin dar argumentos válidos.
  • «El tarot funciona porque las cartas tienen poder». Parece que está dando una razón, pero solo usa la creencia en el esoterismo como prueba del poder de las cartas, y viceversa.

13. Falacia de pregunta compleja

Sucede al formular una pregunta de tal manera que terminamos asumiendo algo como cierto sin probarlo. Se trata de cuestionamientos que dan por sentadas cosas sin que la otra persona pueda negar o cuestionar esas suposiciones. Y al responder la pregunta, tiene que aceptar el argumento de forma implícita.

  • «¿Cómo haces para evadir impuestos?». En esta sola pregunta se da por hecho que la otra persona evade impuestos, pero no da razones para comprobarlo ni corrobora que en verdad lo hace.
  • «¿Por qué siempre eres tan irresponsable?». Además de ser una generalización, esta pregunta da por sentado que la otra persona siempre actúa de la misma manera, aunque no existen evidencias de que así sea.

14. De accidente

Aquí se aplica una norma general a un caso específico en donde no se cumple, sin tener en cuenta las circunstancias particulares que hacen que esto suceda. O sea, se toma una regla general y se aplica de forma inapropiada a situaciones excepcionales.

  • «Todas las aves vuelan». Es un error asumir que todas lo hacen, puesto que los pingüinos también son aves y no pueden volar.
  • «Todos los mamíferos dan a luz a sus crías». Esta es una falacia de accidente, ya que los ornitorrincos y los equidna son mamíferos monotremas y ponen huevos.

15. Envenenar el pozo

Es una variante de la ad hominem que busca desacreditar por completo la opinión de una persona y «envenenar el ambiente» para que todo lo que diga parezca sospechoso o poco confiable. Puede parecer inocente, pero esta es una estrategia para evitar el debate y así anular la voz de los demás desde el principio.

  • «No hace falta oír a tu ex, todos los hombres mienten». No es una regla general, y estos comentarios restan credibilidad de forma injusta.
  • «Ya sabes cómo es Laura, todo lo ve desde el feminismo». El hecho de que Laura sea feminista no hace que sus argumentos sean inválidos o exagerados, pero ese comentario puede despertar prejuicios en los demás.

16. Generalización apresurada

En las falacias de generalización, sacamos una conclusión basándonos en pocos casos o experiencias personales. En otras palabras, se da por cierto algo sobre una persona o un grupo entero solo porque vivimos situaciones similares o conocemos algunos ejemplos, aunque estos no sean relevantes.

  • «Todos los hombres gais son afeminados». Asumir que todos los hombres homosexuales se comportan de la misma manera, es una generalización apresurada que solo aumenta los estereotipos.
  • «Este hombre huele muy mal, seguro es francés». Juzgar toda una nacionalidad por una mala experiencia con el olor corporal de un extranjero es injusto y no significa que todos tengan un mal aseo corporal.

17. Falacia del hombre de paja

Esta falla en el razonamiento se da cuando una persona distorsiona el argumento de otra, exagerándolo para que sea más fácil de atacar. No responde a lo que se dijo en realidad, sino a una versión caricaturizada para invalidar la idea original.

Por ejemplo, Juan dice: «Creo que el matrimonio igualitario  debería ser legal en todos los países». Y Jorge responde: «¡Ah, claro! Ahora cualquiera va a querer casarse con su perro».

Otro caso sería María diciendo que «los niños deberían pasar menos tiempo frente a las pantallas». Y Diego contestando: «¿Entonces quieres que vivan en la Edad de Piedra, sin tecnología?».

La importancia de identificar las falacias

Ya sean formales o informales, las falacias pueden engañar nuestro sentido común y llevarnos a pensar que algo es cierto cuando en verdad no lo es. Lo importante es aprender a identificarlas, para mejorar nuestra capacidad de razonamiento crítico y tomar decisiones más informadas.

Recuerda: la clave está en no caer en creencias o prejuicios erróneos y ser más conscientes de cómo construimos nuestros argumentos.

https://lamenteesmaravillosa.com/tipos-de-falacias-y-ejemplos/

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