22.3.17

Puede que el cambio solo pueda llegar parando todo y tomando otro camino

A VECES RENDIRSE O RETIRARSE ES UN ACTO DE VALENTÍA


A veces rendirse no es de cobardes, sino de valientes. Piensa que no siempre rendirse significa falta de valor, sino todo lo contrario: coraje, prudencia y mucha inteligencia emocional.

Es más, en algunas circunstancias de la vida el valor necesario para poner un punto y final es mayor que él se necesita para continuar con la historia.

Dejar de oponer resistencia puede ser una buena solución y, en ocasiones, la única salida que tengamos. Y no significa que nos sometamos a algo o a alguien, ceder ante alguna adversidad suele ser juzgado por los demás como un acto negativo que nos retrata como débiles, cuando no como cobardes.

LA COBARDÍA Y LA PRUDENCIA SON DOS ACTITUDES DISTINTAS

Casi por inercia muchos tendemos a calificar, etiquetar y confundir actitudes que podrían explicar una misma conducta. Este es el caso de ser un cobarde y el de ser prudente.
Prácticamente toda situación nueva, de responsabilidad o de cambio conlleva un miedo, menor o mayor, y todos somos conscientes de ese miedo cuando estamos ahí. Sin embargo, hay personas que por encima de ese miedo valoran que continuar es una mala opción para ellas y por ello no son cobardes. De hecho en muchos casos son valientes porque para ellas quizás era más sencillo continuar y lo complicado era no hacer lo que los demás esperaban.

El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz” -Séneca-

Cobarde es el que se deja llevar por el miedo, el que no quiere correr ningún riesgo, el que escucha a su yo interior y lo niega, el que acepta la infelicidad como precio de la comodidad, etc. Cobarde, en cambio, no es quien retrocede, espera o se rinde en un momento dado de su vida porque considera que esa es una respuesta inteligente para su bienestar.

Rendirse a veces es prudente: estaríamos pensando en los posibles riesgos de seguir donde estamos y actuaríamos de esa manera para no recibir más perjuicios innecesarios. Es más, cambiar cuando algo va mal es de valientes.

LA DIFERENCIA ENTRE RENDIRSE Y “YA ES SUFICIENTE”

Puede que el cambio solo pueda llegar parando todo y decidiendo tomar otro camino distinto. Esto sucede porque hay una delgada línea que separa el acto de rendirse de reconocer que ya es suficiente: Si ya lo hemos puesto todo de nuestra parte y no hay resultados, es beneficioso desistir y empezar de nuevo.

No se puede forzar algo que no funciona. Tampoco es lícito obligar a nadie a que sienta algo que no siente, ni es rentable tratar de conseguir algo para lo que no estamos formativamente o psicológicamente preparados… Los objetivos a veces llegan en un mal momento o son imposibles: Que algo no funcione forma también parte de las lecciones que nos pone la vida, donde podemos evaluarnos a nosotros mismos si tenemos el valor de decir basta o con sumisión aceptamos lo que no nos conviene.

Si lo hemos intentado y hemos peleado pero somos conscientes de que ya no tiene sentido seguir haciéndolo; ¿por qué seguir? Entonces rendirse es un acto de consideración leal y noble en el que tenemos en cuenta nuestra forma de ser, sentir y pensar es decir nos respetamos.

La energía mejor empleada es aquella que empleamos cultivando el arte de cuidarnos o de cuidar a las personas que más queremos; por otro lado, la energía con la que contamos es limitada. De esta manera, malgastar fuerzas de una manera inútil y poco provechosa es privarte a ti y a los que quieres de parte de esa energía.

Luchar por algo sin una razón que se sostenga es similar a darse cabezazos contra la pared: realizamos un esfuerzo superior y solo recogemos debilidad y cansancio. mientras tanto, nos perdemos otras muchas cosas que realmente sí tenemos a nuestro alcance.

En definitiva, si estás en una situación en la que continuar con cualquier proyecto, personal o profesional, no es factible, quizá sea el momento de plantearte si lo mejor es dejarlo.

Recuerda que rendirse no es malo, al revés, siempre es una opción aceptable y en muchos casos inteligente que dista mucho de sentirla como un fracaso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario