5.5.17

Siente el calor y la felicidad de saber que está a tu lado y que siempre lo estará

UNA CITA MUY ESPECIAL


Si los seres humanos supiésemos que teniendo una cita con un especialista podríamos ser felices definitivamente, seguro que todos pediríamos esa cita cuanto antes.

Si de verdad existiese una pastilla para el cansancio del espíritu, para la tristeza del alma, para el malestar de las consecuencias de los errores, para cuando nos venimos abajo al no conseguir nuestros logros, siempre procuraríamos llevar nuestra caja de pastillas para las ocasiones más difíciles.

Si tuviésemos claro que realmente, la tranquilidad y el equilibrio lo vendiesen empaquetado en porciones de regalo, nos faltaría tiempo para ir a comprar unas cuantas. Para nosotros, para los que amamos, para los que odiamos…porque de este modo estaríamos seguros de tener a mano, el poder conseguir cuando quisiésemos lo que tanto ansiamos y sobre todo de poder manejar a nuestro gusto las emociones.

LA REALIDAD ES QUE NO HAY PASTILLAS, NI DOCTORES, NI TERAPEUTAS, NI FARMACIAS, NI TIENDAS QUE NOS VENDAN FELICIDAD.

Tampoco hacen falta. Solamente debes quedar. Tener una cita especial. Preparar cuidadosamente un encuentro. Pensar en qué vas a llevar puesto, cómo vas a presentarte. Vigilar cada detalle. Idear qué decir, qué gestos emplear, qué mirada regalar, qué modulación de la voz usar y luego… sentir la inquietud interior por conocer a quién nos hará de verdad plenamente dichosos.


Prepáralo detenidamente y vete sin miedo. Elige el sitio donde vas a quedar, siéntete a gusto, cómodo y afortunado. Cuando llegue la hora camina lentamente hacia el lugar que te acogerá por primera vez de esa forma.

No tengas prisa, llevas muchos años huyendo. Hoy vas a sentir definitivamente todo el amor que hay en tu vida y eso requiere tiempo. Busca un lugar donde sentarte. Acomódate. Llénate de tranquilidad y a la vez deseoso de encontrarlo.

Cierra los ojos y comienza la conversación con el ser que llevas dentro, que te ama. Imagínalo fuera de ti. Siéntalo a tu lado. Obsérvalo sonriéndole amable, entrelazando los dedos en tus cabellos, rozando tu mejilla con sus dedos. Míralo a los ojos y siéntele.

Cuéntale tus miedos y déjalos ir. háblale de aquello que te duele muy adentro, de los que te ofendieron, de cómo tú también has hecho daño, de lo que anhelabas y no pudo ser, de todo lo que has dejado inacabado, de lo que te llegó sin ser pedido, de la fuerza que necesitas, de la alegría que te falta o la desgana que te invade.

Dile que confías en que siempre esté contigo, que agradeces que te quiera tanto, de la seguridad que te da haberle llamado para hacerle presente. Dile que sabiendo que ahora está contigo su alegría contagiosa no te abandonará nunca.

Y dile, tomando su mano, que le prometes que todos los días volverás a verle. Siente el calor y la felicidad de saber que está a tu lado y que siempre lo estará, que ya nunca estarás solo.

Y cada mañana, con cada nuevo amanecer, lo sentirás dentro de ti.
Y no olvides repetir la cita, día a día, todos los días del resto de tu vida…



No hay comentarios:

Publicar un comentario