13.3.19

No hay crisis inservibles. No hay adversidad que no sea una maestra.

EMPECEMOS ACEPTANDO LO QUE NO NOS GUSTA
Lo que más le cuesta al ser humano es lo que lleva en sí mismo la solución, pues hay que esforzarse, trabajar y arriesgar. Tememos a las adversidades, a las crisis, a los cambios, pero sin ellos no habría crecimiento, creatividad ni avance social, ni personal.

Para todo esto rescatamos una palabra que apenas era conocida y que está en pleno vigor hoy en día se trata de la palabra RESILENCIA.

Se define como la capacidad para afrontar la adversidad. Es algo así como la ductilidad de un mineral, o cualquier otra sustancia, para romperse o adaptarse.

El término “resilencia” viene de la palabra resilio, que significa “rebotar”, en el sentido de coger impulso ante una caída.

Es una capacidad que se aprende, no es necesariamente innata y que depende de la actitud, de la voluntad, de la creencia en uno mismo y sus posibilidades, del afán de no ahogarse en los problemas.


El verdadero caos en la vida de las personas, viene en numerosas ocasiones dado por la pereza que les asiste para encontrar soluciones. Es más fácil dejarse llevar tobogán abajo.

Gran parte del éxito en nuestra relación con la adversidad es la aceptación de lo inevitable. A veces esto lleva un tiempo. Otorguémonos ese espacio temporal. Será necesario para recomponer el mapa de nuestra mente y nuestra alma.

Revisemos “nuestro diálogo mental”, en él hay muchas trampas en las que caemos muy fácilmente. ¿Nos engañamos, nos perdonamos con demasiada facilidad y también nos culpamos con demasiada rapidez? 

Paremos a descansar. Las adversidades son traumáticas y requieren una parada. Tomemos aliento. Separémonos de ellas. Observémoslas sin implicarnos (aunque nos impliquen); pensemos que le han sucedido a otra persona y decidamos qué actitud tomaríamos en ese caso. 

Salgamos a dialogar con ellas desde una actitud constructiva. ¿Qué me enseña el dolor que estoy pasando? ¿Para qué me sucede? ¿Qué tengo que aprender de esta experiencia? ¿Cómo debe ser el siguiente paso? 

Debemos poner mucha atención al paso que está por dar, y que será el primero de una nueva situación, debemos encontrarnos con nuestra fortaleza interior y recomponernos junto a otras personas de valor que sean significativas para nosotros.

La verdadera crisis es la crisis de la disolución de nosotros mismos en lo que duele. No es momento de perdernos, sino de encontrarnos dentro.

Todo está en nosotros. Fuera, eso que llamamos realidad, no es más que los pensamientos y los juicios que hemos construido dentro.

No hay crisis inservibles. No hay adversidad que no sea una maestra.

La realidad empieza y termina con cada uno. Todo depende de la actitud con que enfrentemos las situaciones adversas.


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