7.2.14

Cada uno de nosotros tiene el poder, la responsabilidad y el derecho de decidir qué quiere para su vida

SALIR DEL ARMARIO…

La ciudad de Barcelona es, sin duda, un hervidero de iniciativas, creatividad y emprendimiento. De manera algo clandestina y discreta, se convocan reuniones de todo tipo, con el objetivo espontáneo y común de cambiar nuestro mundo, hoy en decadencia por su ineficiencia, inhumanidad, sostenibilidad y la corrupción, en casi todos los ámbitos…
Ya sea en bares, en organismos, en aulas de escuelas de negocios o en locales interdisciplinarios e informales, muchas personas desde el ámbito personal o el profesional, abogan por un cambio del Sistema, apelando a recuperar los valores y recuperar la autenticidad de nuestra vida personal o la de las empresas e instituciones. Valores, valores, valores! Eso evidencia que las cosas están cambiando, día a día, de la mano de quienes puedes cambiarlas: las personas. Porque cada uno de nosotros tiene el poder, la responsabilidad y, por qué no, el derecho de decidir qué quiere o no para su vida. Nadie puede decidir por nosotros, ni en lo personal, ni en lo profesional, ni en lo político!
Seguramente en estos momentos en que todo se depura y se desmorona, a pesar de la resistencia de algunos -seguramente los beneficiados del desaguisado y los corruptos y corruptibles-, las personas están empezando a ser conscientes de su rol personal e intransferible en el cambio y en la mejora! Charlas, conferencias, testimonios de todo tipo lo evidencian y pretenden crear conciencia en una gran mayoría hasta ahora alienada, indiferente y silenciosa y/o silenciada…

Siempre he sido un espíritu rebelde e inconformista, en un mundo en el que suele ser difícil serlo, actuar en consecuencia y, aún más, manifestarlo. Esa era una guerra de un soñador singular de espíritu joven e inquieto, perseverante y obstinado en mejorar las cosas. Incomprensión, incomodidad ante algunos, clandestinidad y soledad fue su alto coste, bien patente en mi historia personal y profesional, predicando en el desierto! Pero, como suele pasar, la vida o el paso del tiempo en ella me están dando la razón y están convirtiendo esa lucha personal en algo ya colectivo y común con los que me rodean, aunque sea aún demasiado en voz baja y clandestinamente.
Pero creo sinceramente que estos incipientes movimientos sociales que pretenden el cambio hoy deberían pasar a la acción, no solo hablar y especular sobre el cambio. Yo, personalmente, hace ya tiempo -¿o quizás mi vida entera?- que intento por todos los medios actuar en favor de ese cambio. Y hacerlo ya y a plena luz del día! En cada decisión personal o profesional exijo la coherencia y la consistencia de mis valores internos y eternos, porque están en mí desde mi nacimiento… aunque antes tuviera que limpiarlos de impurezas y condicionantes externos y ajenos, que en su día me inculcaron y/o impusieron!
Ahora es el momento, singular e irrepetible, para que cada persona inquieta siga su conciencia, sienta lo que siente internamente y actúe en consecuencia! Ese, al fin, es el único motor verdadero del cambio y da sentido auténtico a una vida entera. Simplemente, hacer valer los derechos inapelables de cualquier ser humano, cumplir sus deberes personales y sociales… y actuar en conciencia siempre y coherentemente, día a dia.
Escrito por Miguel Benavent de B.



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