15.7.20

Intenta ser sincero y poner en palabras tus creencias más arraigadas.

LA INCOHERENCIA ENTRE TUS DESEOS Y TUS ACCIONES

Deseas encontrar una pareja, pero afirmas que el amor no existe. ¿Te suena? Esta y otras contradicciones nos acompañan cada día, siendo un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.

Nos gusta pensar que somos seres lógicos y razonables. Sin embargo, lo que los estudios nos dicen es que somos más bien incoherentes. Así, aunque esta imperfección -para muchos- forme parte de nuestra naturaleza, autoconocernos y prestar atención a estas pequeñas discrepancias puede ayudarnos a avanzar.

Posiblemente en algún momento hayas sentido que te encontrabas atascado en algún aspecto de tu vida. Tal vez deseabas una mejora laboral, una vida social más enriquecedora o cualquier tipo de cambio. Sin embargo, los esfuerzos invertidos para lograrlo parecían no dar sus frutos y la  frustración no hacía más que aumentar. Pues bien, cuando esto sucede es probable que exista algún tipo de incoherencia entre tus deseos y tus acciones.


Detecta la incoherencia entre tus deseos y tus acciones

Para detectar la incoherencia, primero identifica qué es lo que deseas. ¿Cuáles son los objetivos que quieres alcanzar? ¿Qué área de tu vida parece estancada? Las respuestas pueden ser diferentes.

Unas personas desearán una pareja o una mejora de su relación actual. Otras anhelarán un mejor empleo, un mayor sueldo y una posición económica más acomodada. Quizá a otro grupo le gustaría contar con un círculo social más amplio.

Sea cual sea tu deseo, analiza, ¿qué piensas al respecto? Intenta ser sincero y poner en palabras tus creencias más arraigadas. Por ejemplo, ¿te suenan las siguientes situaciones?

Creencias sobre el amor

  • Ves a una pareja mostrándose afecto en público y piensas: «qué empalagosos», «qué poco respeto».
  • Mantienes y expresas ideas disfuncionales como: «el amor no existe», «todos los hombres son infieles», «a las mujeres solo les interesa el físico y el dinero».
  • Cuando una pareja de amigos o conocidos termina su relación sientes cierta satisfacción y piensas «se veía venir».  Les aportas consejos del estilo: «estás mucho mejor solo, sin tener que dar explicaciones».
Creencias sobre el dinero

Consideras y afirmas que la gente con dinero se cree superior, que son arrogantes y egoístas, que se aprovechan de quienes tienen menos. Crees que muchas de las personas abundantes no merecen todo lo que tienen. Sientes que el dinero hay que ganárselo, trabajar duro y sufrir para tenerlo.

Creencias sobre las relaciones humanas

Tiendes a repetir que la mayoría de las personas son superficiales y desconsideradas. Crees que tienen poco que aportar, que son poco leales y que la amistad nunca perdura. Criticas las formas de entretenimiento de quienes te rodean y te niegas a conocer gente nueva; o, si lo haces, te muestras frío y cortante.

La incoherencia te impide avanzar

Ahora, piensa por un segundo, ¿crees que es posible alcanzar tus objetivos si mantienes creencias tan negativas respecto a ellos?

¿Cómo sería posible establecer una relación de pareja si piensas y hablas negativamente sobre el amor? ¿Cómo alcanzar una mejor posición económica si al mismo tiempo piensas que las personas ricas son despreciables? ¿De qué manera podrías ampliar tu círculo social si estás convencido de que todo el mundo tiene malas intenciones?

Alinea tus actos con tus deseos para recuperar la coherencia

Cada uno de tus pensamientos y de tus palabras programan tu mente, y es esa programación la que da forma a tu realidad. Si no logras avanzar en algún aspecto de tu vida quizás sea porque tus actos no son coherentes con estos deseos, sino justo al contrario.

Así, comienza a trabajar con tus cogniciones, programa tu mente para recibir y alcanzar lo que deseas. Plasma por escrito esas ideas disfuncionales (para tener una noción más clara de lo que ocurre en tu interior); y, a continuación, sustitúyelas por pensamientos acordes a tu deseo.

Comienza a disfrutar de ver el amor en otros y a alegrarte por ellos. Inspírate con quienes obtuvieron la abundancia económica en lugar de criticarlos o desmerecer sus logros. Acostúmbrate a observar las cualidades y no los defectos en los demás.

Ningún individuo enamorado habla mal del amor. Ninguna persona rica piensa negativamente sobre el dinero. Quien cuenta con una vida social saludable y satisfactoria no tiene más que buenas palabras sobre sus amistades. Así pues, si quieres lograr un cambio comienza por pensar, sentir y actuar como lo harías si ya lo tuvieras. 

Cuando tu mundo interno se encuentre ajustado con el mundo externo que deseas experimentar, te será mucho más sencillo avanzar hacia él.



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