11.7.20

Vivir es buscar y amar lo que se esconde tras la apariencia de las cosas materiales

¿QUÉ SENTIDO TIENE LA VIDA?

He ahí una de las grandes cuestiones que todo ser humano se plantea en diferentes ocasiones a lo largo de su vida y en estos momentos de difícil comprensión donde nada es lo que parece y el ser humanos esta desorientado, es cuando la pregunta toma un valor mayor.

La respuesta no es fácil, ni es única, sino que es algo cambiante pues dependerá del momento que estemos viviendo de la percepción que tengamos de la realidad y de nuestro grado de evolución.
Entendiendo evolución como la comprensión e integración de las experiencias que tenemos en el mundo material.

Decía Oscar Wilde: “Lo menos frecuente en este mundo es vivir, la mayoría de la gente existe”

A menudo la vida y los acontecimientos van tan rápido que no tenemos tiempo o ganas de preguntarnos: si la vida que estamos viviendo es aquella que deseamos vivir. Si la vida que hemos construido es la adecuada, si realmente tiene un sentido la vida, y si es así qué sentido tiene la nuestra.


Desgraciadamente una gran mayoría de seres humanos nos planteamos estas preguntas en situaciones extremas de crisis o necesidad y después de plantearnos esa cuestión, la angustia nos invade, nos hacemos miles de preguntas, la mayoría de veces sin respuesta ¿debo insistir en la búsqueda de mi yo interno? ¿Es la vida la que se ensaña conmigo o soy yo el responsable de todo lo que me ocurre? ¿Debo hacer los cambios en mi vida necesarios para encontrarle sentido o debo esperar que ocurra un milagro que me haga sentirme en plenitud?...

Esta crisis de indecisión lógicamente es más fuerte aun, para aquellos que piensan que la única vida que van a vivir es la que están viviendo.

Es el momento de ser sinceros con nosotros mismos, escuchar esa voz interior la voz de nuestra conciencia que siempre nos dice lo que será bueno para nosotros y seguidamente preparar los cambios necesarios para  encontrar el camino que nos lleve de nuevo a sentirnos bien con nosotros mismos, no  hacer esto cuando sentimos el primer síntoma, significa que cada vez nuestra insatisfacción será mayor y lógicamente cada vez nos costara más  aplicar los cambios necesarios en nuestra vida para ser felices.

Para empezar, es bueno alejarse de ciertas rutinas e inercias que no nos conducen a nada, empezar a diferenciar lo que queremos ser realmente de aquello en lo que nos hemos convertido, diferenciar lo que hacemos de lo que sentimos y sobre todo tomar conciencia de las emociones que son nuestras y de las que nos han sido inducidas desde fuera. 

Eliminar el miedo a los cambios en nuestra vida y tomar conciencia que somos los dueños de nuestro futuro, del resto de nuestra vida, no aceptando en nuestra mente la idea conformista tan extendida de “LA VIDA ES ASÍ”

Eliminar de nuestra mente el conformismo y alejar de nuestro pensamiento que ya es tarde, para empezar de nuevo, cambiar es un reto constante en nuestra vida, todo el universo está en constante movimiento, todo cambia, nada permanece inamovible, y nosotros también estamos sujetos a esta Ley Universal, no debemos tener miedo a cambiar lo que no nos guste, debemos temer mucho más a vivir una vida no deseada por nosotros, porque dicha elección dará como resultado vivir sin armonía, sin libertad y sin felicidad.

Decía Ortega y Gasset “La vida cobra sentido, cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada”

Meditar, reflexionar, revisar nuestros objetivos, darnos plazos razonables, tener plena confianza en el potencial que todos tenemos dentro y sobre todo dar el paso en el camino de la búsqueda de ese sentido de nuestra vida es la única forma de poder llevar el timón de nuestra vida. Porque si no lo hacemos así, está claro que nadie lo hará por nosotros.

Es cierto que no siempre cuando nos planteamos la búsqueda del sentido de nuestra vida, podemos empezar de cero, pero cambiar y preparar las circunstancias para el encuentro con esa vida de plenitud, eso está al alcance de todos los seres humanos.

Para ser dueños de nuestra vida y recorrer día a día el maravilloso camino de la evolución con certeza y confianza de que ese es el camino y el sentido elegido por nosotros para nuestra vida, debemos revisar continuamente los cuatro pilares básicos sobre los que se asienta nuestra vida que son:

 1 - Nuestra vida interior, la relación con nosotros mismos.
 2 - Nuestras relaciones con los demás.
 3 - Nuestra vida laboral
 4 - Nuestra vida sentimental.

Para adentrarnos en esa búsqueda de respuestas sobre el sentido de nuestra vida, debemos hacerlo recorriendo dos caminos:

 * El camino del exterior: (Los sentidos y la mente)
 * El camino interior…….: (Los sentimientos, el camino del corazón)

EL CAMINO EXTERIOR A TRAVÉS DE LOS SENTIDOS

Tenemos que apoyarnos necesariamente en el uso de nuestros sentidos, ya que son nuestros órganos de captación de la información exterior para trabajar con ella después en nuestro interior.

Es fundamental potenciar nuestros órganos de percepción, cultivarlos y desarrollarlos para poder captar en toda su amplitud lo que nos rodea, si no educamos nuestros sentidos para apreciar la belleza, la armonía, la luz, el color, los sonidos, el gusto, los perfumes, la suavidad, la textura y la diversidad que nos rodea, no podremos apreciar y amar la vida.

EL CAMINO INTERMEDIO: LA MENTE

Buscar sentido a lo que vivimos, descubrir lo que hay detrás de cada circunstancia, de cada experiencia que tenemos en nuestro día a día.

Aprender por igual de nuestros aciertos como de nuestros errores, considerándolos un elemento fundamental de nuestra evolución.

El autoanalisis y la meditación son dos herramientas básicas para comprender ¿estoy haciendo lo que quiero? ¿Qué necesito? ¿Me siento bien con lo que hago? ¿Estoy a gusto conmigo mismo?

No cabe duda que nuestra mente se apresurará a dar respuesta a todas estas preguntas y con ello completaremos nuestro primer recorrido por el exterior.

EL CAMINO INTERIOR: EL CAMINO DE CORAZÓN

La pregunta que surge es: ¿Cómo puedo activar ese mecanismo?  ¿Cómo puedo dirigir las preguntas al Corazón?

Cuando nos planteamos alguna inquietud lo primero que nos llega son las respuestas de la mente, se hace necesario pues, armarse de paciencia hasta atravesar el territorio de las creencias establecidas, los conocimientos, el saber adquirido, los razonamientos intelectuales  y las deducciones de nuestra lógica, que conforman un rompecabezas perfecto del cual es difícil escapar.

El proceso dura un tiempo y es preciso pararse a observarlo, para no hacerlo más largo, porque cuando se lucha contra los pensamientos, el resultado es que la mente se mete en bucles infinitos que se retroalimentan unos a otros y que terminan metiéndonos en un laberinto sin salida que nos produce más desazón que la inquietud que generó nuestra pregunta inicial.

Es importante acoger las respuestas, los argumentos y las deducciones sin oponer resistencia. Entonces hay un momento que la mente se para y enmudece, ya no hay nada que rebatir, no hay contrincante, convencida de que ha ganado la batalla, la mente acaba por retirarse.

Cuando esto ocurre se produce un cambio apenas perceptible. Un momento de quietud total de silencio de vacío... y es ahí cuando surge esa otra voz. Siguen siendo conceptos e ideas, percepciones e intuiciones, que tienen claramente otro nivel, gozan de otras facultades están en otro estado de vibración más alto, contienen sentimientos y emociones. Se produce una luz nueva, diferente un entendimiento que va más allá de la mera comprensión mental.

CONCLUSIÓN

Para el ser humano que transita los senderos ocultos de su propia naturaleza, que busca dentro de si lo que otros buscan fuera, que deja que su pensamiento recorra caminos luminosos, porque sabe que la vida es una promesa constante que trae un pasado y un porvenir, para el ser humano que sueña y domina los sentidos para que las dimensiones más allá  de su pensamiento investiguen la incógnita de lo que conoce y presiente, para él, vivir es conocer, saber, buscar y amar lo que se esconde tras las apariencias fugaces de las cosas materiales, pero que aportan un amanecer al espíritu o una razón al intelecto.
      
Este ejercicio que el ser humano puede hacer de su propia libertad, no se puede valorar, pues le confiere la responsabilidad absoluta de sus actos, de su pensar y sentir; de él depende su manera de abordar la vida, cómo vivirla, con qué sentimientos enfrentar los problemas inherentes a su  condición humana.

No podrá tal vez, evitar algunas situaciones de dolor que se le presenten, pero sí podrá decidir cómo superarlas y cómo aprender de ellas, integrando ese aprendizaje con la huella profunda que deja una enseñanza.

Esta nueva perspectiva, más amplia y generosa, traspasará las barreras de lo efímero y material de cada día para generar dentro de nosotros una mirada diferente que dará un nuevo sentido a la vida, sintiendo la verdadera razón de  ser. 

El motivo de la existencia es la conquista del amor, y su sentido, es la búsqueda de este amor en todas sus manifestaciones.

Cada existencia de esta forma se convertirá entonces, en fuente de aprendizaje, de nuestra propia personalidad con cada nueva experiencia, en el ámbito familiar y social que nos rodea, siendo conscientes que de una u otra forma, favorecerán la evolución de nuestro espíritu, donde el amor y el progreso son la meta y el camino.

Tal vez algún día todos los seres humanos de este maravilloso planeta llamado tierra, alcancemos ese grado de conciencia que nos permita estar unos junto a otros manteniendo íntegro nuestro ser y en plena libertad de elección seamos capaces de sacar la energía del amor del único lugar donde se puede generar, dentro de nosotros mismos, en el interior de nuestros corazones.


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